Muy centrico pero escondido.

Restaurante muy centrico pero a la vez muy escondido,detras del Corte Ingles pero en una calle muy poco concurrida.
El local esta muy bien decorado con unas neveras para los vinos empotradas en la pared,no sabes si mirar la carta de vinos o mirar las neveras,muy original.
Fuimos tres y acabamos llenos,para empezar picamos un jamon serrano muy bueno y unos pimientos del piquillo, despues cochinillo y cordero que nos repartimos,personalmente me gusto mas el cordero,se deshacia en la boca,para beber un Mirto y un Montecastro.Buen servicio del vino.Se puede repetir la visita

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