Notable alto

En un antiguo molino de enormes dimensiones delicadamente restaurado, auténtica reliquia en una zona de periferia turística que ya hace predecir lo peor. Se dedican al BBC, pero sorprendentemente son capaces de atender a una simple pareja con calidad y alta profesionalidad. Decoración austera en fondo rústico. Vajilla y cubertería cuidados. Carta corta pero equilibrada, con separata de temporada. Platos tradicionales con pretensión de modernidad, generalmente bien resueltos. A destacar el canelón de rustido, las vieiras y el cochinillo. Postres no especialmente brillantes. Bodega con unas 75 referencias (no las 300 que pregonan en su publicidad), bien pensada pero algo desequilibrada en cuanto a precios. Fieles a probar los caldos de la tierra, optamos por Finca Malaveïna 2003 (D.O. Empordà) excelente; nos lo iban a servir en una copa balón de IKEA, pero a la simple indicación la sustituyeron por unas Spiegelau impecables. Servicio profesional y atento, pero escandalosamente escaso: algunas esperas fueron simplemente enervantes.

Ya sé que podrá parecer peccata minuta, pero me irritó que tanto la carta como la publicidad (incluida su página web) esté sembrada de faltas de ortografía, tanto en catalán, como en español, francés o inglés. Ningún profesional que aspire a ser simplemente correcto se lo debería permitir.

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