Local de atmósfera ecléctica, mezcla de estilos algo estridente pero pronto te habitúas. Cenamos en una amplia mesa redonda perfectamente vestida, cómoda, al igual que las sillas.
Cocina de mercado, casera, con unas enormes y ricas albóndigas como entrantes y unas habitas con jamón exquisitas. Los arroces en su punto, con buen fondo y cuidada presentación. Las carnes tampoco se quedan atrás en cuanto a punto de cocción y calidad de las mismas.
La carta de vinos no es muy extensa, con referencias poco conocidas y algunas botellas interesantes. Cristalería mejorable pero correcta. Tuvimos problemas de TCA con una botella y no dudaron ni un segundo en cambiárnosla.

Me sorprendió gratamente el servicio, profesional, con los tiempos perfectamente marcados, servicio del vino en todo momento sin que la botella saliera del galidón y un trato exquisito, serio pero muy profesional.
RCP algo ajustada, pues ronda los 45-50€ por cabeza, pero el resultado final fue bueno.