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Cuarta vez que visito éste lugar, intentado descubrir cuál será su secreto para ser catalogado como sitio de calidad. Y por cuarta vez, secreto no develado. El lugar es está bien, es cierto, moderno, instalaciones de primera, barra exhibidora genial. El servicio, cada vez que lo visité, fue empeorando. En ésta última oportunidad fuimos recibidos con un "que les pongo", estilo churrería. Pedimos la carta, claro. "Entonces de beber que pongo", siguió la chica. "Pues hay carta de vivo aquí?", nuestra respuesta. La chica estaba de cachondeo con otras camareras y con otros dos de la barra, se ve que eran empleados que libraban ése día. A las 23 el encargado nos pregunta si vamos a querer algo más (a las 11 !!). Dijimos que no, claro. Bajaron la cortina hasta la mitad. Así fuimos atendidos en el bar de tapas del Michelin star chef más famoso de Málaga.
Las tapas, normalmente buenas. Flamenquín de setas, ensaladilla rusa con huevas de salmón (4 huevas), croquetas de pringá (2 x 4 euros) burguer de rabo de toro (lástima el pan, no sabía a recién hecho) Las opciones vino parecen pocas, pero suficientes, bien refrigerados, elegimos Vega del Geva de Málaga, basante bueno por 2,50 la copa.
En total, se puede ir si uno va en plan que te atiendan informalmente, a probar tapas que apenas superan la media de las ofertas de la ciudad, y con la billetera de princio de mes.