De camino al Luz de Gas

Hay cosas que no cambían y una de ellas es hacer unas copas el jueves en Luz de Gas.
Tenía una tarjeta de este restaurante que cogí en uno del mismo grupo, desconocía que existía, este factor y el que esté delante del Luz de gas hicieron mi inmersión en este restaurante.
La entrada no se sabe muy bién por donde es, se entra por la escalera del rellano, hay que vigilar de no meterse en el piso de la portera, el local es de diseño japonés modernista, dos zonas, una con mesas y la otra con tamburetes altos bastante incómodos, donde hay una barra donde se ve como trabajan, optamos por esa zona.
El servicio un poco frío tirando a mal educado, en especial el maitre, parecía como si le hicieramos un favor no iendo a comer, és estaría mejor en su casa al igual.
Nos decantamos por tapas para compartir, unas ostras con aliño japonés, una pizza japonesa, canapé de foie, yakisoba y sushi, aunque la comida no estaba del todo mal no me entusiasmo, prefiero otros japoneses como Shunka, Yamadori,..., para beber cerveza japonesa, cafés.
El total me pareció un poco caro por lo que comimos y por el concepto en general, pretende ser una taberna de tapas japonesas guay pero le fallan muchos aspectos como el servicio, timing de la comida, ambiente,....
Hay un dicho que suena como:mas vale loco conocido que loco por conocer, la próxima vez no me adentraré en aventuras extrañas y si quiero comer japonés bién iré sobre seguro.
Carta de vinos con referéncias comerciales y otras desconocidas a precios un poco elevados.

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