Restaurante Chiqui (Hotel Chiqui) en Santander
Restaurante Chiqui (Hotel Chiqui)
País:
España
Provincia:
Localidad:

Añadir tipo de cocina

Añadir vino por copa

Precio desde:
48,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
48 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
5.0
Opiniones de Chiqui (Hotel Chiqui)
OPINIONES
4

Dos personas en mesa al lado de la cristalera. Mesa bien vestida con buen nivel de vajilla y cristaleria. Recibimiento cortes aunque algo frio.

Aperitivo de crema de queso fresco con anchoa y tomate cherry.

A compartir:

Rabas de bogavante con tres aliolis (clasico, con ñora y un tercero que no logré identificar) (13,50 E)

Individuales:

Rabo estofado, acompañado de champiñones salteados, crema de patata y patatas fritas. Excelente, muy buen sabor y carne que se desprendia del hueso. (15 E)

Santiaguiños, torreznos y costilla. Mar y tierra que no convenció al otro comensal debido a los toques acidos y dulces del plato. A mi, de paladar más curisos, me gustó. ((14,75 E)

Biscuit con chocolate caliente. Bien. (5 E)

Gramona Imperial Brut Nature. Excelente. (26,36 E)

Tres cafés buenos (1,59 E c/u) y dos muy bien tiradas copas de cerveza antes de la comida (2,73 E c/u)cerraron la misma.

A los precios anteriores hay que sumar el 10 % de Iva.

Como restaurante de hotel el nivel es bastante bueno.

Colgué comentario hace un año y medio de este restaurante, que como se puede observar en el mismo, su cocina no logró convencerme. Pues bien, en esta ocasión he acudido formando parte de un pequeño grupo, a una cena concertada y con menú prefijado.

El entorno de muy buen nivel como en la ocasión anterior.

Cenamos, todo presentado emplatado:
- Timbal del Cantábrico con bocartes, queso de las Garmillas y gelatina de manzana verde: muy conseguido el timbal con ración generosa de bocartes y recubierto con la gelatina sobre una base de cebolla caramelizada, se acompañaba la presentación con un helado de queso de las Garmillas (queso fresco) con una gamba en tempura y en los extremos del plato rectangular unas anchoas, por cierto ligeramente saladas. Por tanto buena presentación y muy lograda el timbal y el helado.
- Pastel caliente de setas y verduras con salsa de puerros: sólo un aprobadillo en cuanto al sabor, buena presentación y una vez más acompañado de tostas de las que podríamos llamar prefabricadas (no me gustan así, con lo fácil y económico que puede ser elaborarlas en las casa).
- Merluza albardada en salsa de hongos al azafrán: sin necesidad de acercar la nariz, el espacio con el aroma tanto de los hongos como del azafrán se inundaba de sus aromas. No sólo eso, sino que el punto de la merluza en este tipo de preparación estaba sin pasar de punto, lo cual es difícil de lograr.
- Cochinillo confitado con su piel crujiente, terrina de patata y bacon, con salsa de Pedro Ximenez: predominaba la presentación sobre el sabor.
- Tarta de hojaldre con biscuit helado y chocolate caliente: muy buen nivel del biscuit del helado y más discreta la carta de hojaldre (quizás al ser uno exigente en este tipo de postre en su preparación.

El servicio de sala, con buen ritmo de platos y cambio constante de cubertería de copas.

En cuanto al servicio de vinos, no observé la carta, se sirvió lo acordado: Bracomonte verdejo y Viña Real crianza. Con una buena temperatura. Qué pena que en este tipo de reuniones el nivel del vino siempre queda muy por detrás del de la cocina.

En la prensa local, había leído en fecha posterior a mí anterior comentario, que se había procedido a un relevo en el responsable de la cocina de este restaurante, en esta ocasión he observado que dicho relevo ha mejorado la presentación, la elaboración y la decoración de platos de forma manifiesta, en mi modesto criterio.

También he observado que el trabajo del personal de sala ha mejorado.

Hasta este momento tenía este local como lugar de asistencia sólo ante compromisos de gastronomía en grupos y posiblemente a partir de estos momentos, dado el entorno tan fenomenal que poseen y la mejoría de la cocina, será un punto de partida para asistir al mismo en plan particular.

Restaurante perteneciente al hotel del mismo nombre, al final de la Segunda Playa del Sardinero.

Acomodados junto a una cristalera desde la que se divisa todo el Sardinero, parte de la bahía y el Palacio de la Magdalena.

Reunión de un grupo poco numeroso, con un menú prefijado.

Recepción más bien fría, con unas mesas bien vestidas y con el resto de elementos a buen nivel:

Menú:

Piruleta de foie y chocolate: el recubrimiento de chocolate de tipo negro fuerte, que mataba o al menos tapaba al foie, que por otra parte tampoco era de gran nivel.

Queso de las garmillas con anchoas y guacamole. El queso perfecto (si alguien no le conoce le invito que en su próxima visita a Cantabria, lo haga) las anchoas algo grande y falta de finura la de tipo Santoña y bien la de tipo marinada.

Emparedado de bonito y foie con cebolla morada. Bien en conjunto, aunque algo frío, y con unos adornos de tomate y naranja superfluos.

Crema de porrusalda con su pil pil. Bien el fondo, pero la sorpresa fue, que no era una crema al pil pil , sino bacalao al pil pil que si era bueno con sus lascas que daban su notoriedad.

Filete de salmonete con arroz negro y tallarines, ligera salsa de ajo y pimiento choricero. Ración generosa, el salmonete pasado de punto, el tallarín fue de calamar, sin impresionar y el arroz en la misma línea.

Lomo de ternera con setas de Liébana. Muy buenas las setas, con un sabor muy conservado, la carne con corte y punto que no me gusto.

Gianduja real con culis de coco. Bien

Buñuelo relleno de crema con chocolate caliente. Recubrimiento algo burdo , contenido muy bien

Servicio desganado y de tipo más bien “cuadrilla”. Despedida inexistente.

No puntúo el vino al no leer la carta de vinos.

Lugar muy recondable dentro del panorama gastronómico de Cantabria.
Situado al final de la segunda playa del Sardinero ofrece una de las mejores vistas de Santander. Amplio y agradable local de decoración clásica.
Cocina tradicional con ciertos guiños, utilizando materias primas de primera calidad tratadas con mimo y elegancia. Buena bodega y servicio del vino correcto.
Zamburiña gratinada de aperitivo muy rica. Ensalada de bogavante, sobervia ¡. Emparedado de bonito,foie y cebolla, alcachofas rellenas de chagurro. Los entrantes esquisitos. Lubina con pisto y el solomillo al foie, de primera. Los postes bastante bien, sobre todo Capricho de Comillas.
El servicio correcto y profesional. Buena RCP 40€.
La única pega que encuentro es que no está en Madrid.

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