Aunque no esperaba demasiado. Según mi experiencia, lo positivo: zona de no fumadores, el servicio atento, las alcachofas y el vino Alonso del Yerro. Lo negativo: el precio, el steak tartare, las escasez de las raciones y el que no tengan vinos valencianos en toda la carta. En fin.

Carles Gaig nos ofrece las recetas de siempre de la cocina catalana, con un "plus" de sofisticación del entorno y de la carta de vinos.
El servicio me pareció correcto y el entorno cómodo y agradable, aunque no estuve en el comedor principal, donde las mesas están un poco más juntas, sino en otra sala donde hay sólo 4 mesas.
En la carta de vinos se puede encotrar prácticamente de todo, y tienen una docena de opciones en botellas pequeñas de tinto, así como una buena relación de Magnums.
La comida, muy buena, producto de calidad, cuidada elaboración, respetando el estándar tradicional.
La RCP es algo alta pero de todas maneras lo encuentro totalmente recomendable.

En principio, la intención de este restaurante es buena (“recuperar” la comida tradicional catalana y volver a los orígenes del Gaig) pero no me convenció mucho. Local y servicio aceptables (aunque con peros: al ser parte de los asientos un sofá pegado a la pared algunos teníamos que cogerle el plato al camarero de las manos; además, a veces se podía oler claramente el humo de la sala de fumadores). Tardaron bastante en tomar nota y la espera entre platos fue también bastante larga (suerte que estábamos animados y no nos importó demasiado). Copas Riedel pero poco criterio para elegirlas (en la misma mesa teníamos copas diferentes para un mismo vino). Precio de los vinos: tienda x 2-2.5. La comida, normalita: en mi caso, canelones (bien) y vieiras con salteado de alcachofas (regular, las vieiras excesivamente saladas (tanto mi plato como el de otros comensales)). Conclusión: nada excepcional y precios altos para lo que ofrecen.

Bueno, primera visita a este lugar.

Local grande y muy luminoso. Muchas mesas aunque suficientemente separadas. Servicio algo frio.

La comida: buñuelos de bacalao, correctos; croquetas de rostit, buenas; "farcellets" de queso de cabra, ni fu ni fa; tripa y cap i pota, buena; macarrones del cardenal, buenos, una de las estrellas de la carta; pies de cerdo, para mi gusto demasiado gelatinosos, me gusta más el estilo de Au Pied de Cochon; Albondigas con sepia, buenas (otra de las estrellas de la carta).

Bodega algo escasa para el nivel que se le debe exigir.

Me defraudó pero aún así, creo que volveré a darle una vuelta a este sitio

Fuimos a estrenar este nuevo restaurante de Barcelona, regentado por el célebre Carles Gaig (del Gaig 1 * Michelin) que como otros cocineros, ha querido abrir un restaurante con la cocina de siempre tipo fonda o casa de comidas. Comimos Sopa fría de tomates con gambas, Crema de alcachofas con butifarra y huevo poche, Tibio de pulpo con milhojas de patata, Steak tartar de buey con patatas fritas y Cochinillo al horno. Todos los platos predecibles pero impecablemente elaborados y con una materia prima de primera. La carta de postres nos decepcionó bastante por escasa y poco sugerente. AL final optamos por un mel i mató que estaba impresionante. Escogimos un Vino al lado de la Casa 2005 que nunca nos ha decepcionado. El servicio iba al grano y era poco amable. Nos pusieron en una mesa junto a la puerta de entrada muy incómoda (si reserváis evitar esas mesas. En resumen un restaurante para poder disfrutar de la comida de siempre bueno para invitar a extranjeros.