Con expectativas moderas, mejor...

Y es que el entorno privilegiado, a cino metros de la Colegiata, el ambiente castellano etc. hacian presagiar algo interesante que se empezó adesvanecer por momentos.

La carta ofrecía pocas alternativas, la carta de vinos concentrada en exceso en los vinos de la zona, sin mucha posibilidad de otras opciones. Copas poco adecuadas.

Pero lo peor estaba por llegar en forma de chuletón con un excesivo sabor a cámara, y solo sabor a cámara, una impresentable guarnición de patatas congeladas, que elevan a categoria gurmet a las que te ponen en cualquier burguer.

Cuando se les apuntó el detalle del congelado comentaron su fama en la zona por las carnes, y que "es lo que ponemos", menos mal que no dijo "es lo que echamos", en fin. Pero el caso es que ninguno de los dos chuletones ni de los tres entrecotes llego en el punto que se pidó, todos pasados y secos, fama???

Y en tierra de vinos, donde se supone que saben de vinos, te colocan sin pudor una añada trasnochada (2006) de un Jose Pariente, sin avisar.

Es lo malo de estos restaurantes que se llenan de excursiones, al cobijo de un entorno monumental privilegiado, sin ningún tipo de exigencia mínima. Una verdadera pena.

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