Sorpresa muy grata cuando entré en este restaurante perdido en la zona del vinalopo, entre monovar y pinoso. El establecimiento perfectamente decorado, amplitud en los espacios y sobre todo luz por doquier con sus amplicos ventanales, imposible no estar cómodo. Respeto a la comida, cocina tradicional, bien elaborada, bien presentada y con producto de calidad. El arroz, puede que alguna vez patinen en alguna paella -es normal-, pero no me toco esa mala suerte a mi, estaba exquisito y como mandan los cánones, un dedito de altura. La bodega es extensa y precios justos. Los postres bien elaborados. El servicio, atento y muy correcto. Incluso si lo desean para los arroceros como yo tienen hasta cuchara de madera, mas tradicional imposible....El precio......por esta vez no puedo opinar, no pague yo. Pero si van no saldran defraudados.