Triste es comentar que de nuevo otro restaurante se cierra.
El Tamboril ha sido un restaurante especial, antes Gargantua, y tras mas de cinco años en su andadura, me quedo con algunas entrañables veladas.

Hizo de todo por salir adelante, incluyo jazz un dia a la semana, organizo catas y fusiones con comida gallega o valenciana, reinvento su carta intentando no perder su esencia...

Ha tenido incondicionales, detractores y una parroquia fija, excelente, pero insuficiente para mantenerlo vivo tal cual quería ser tras todos estos años.

Ojalá alguien retome ese espacio, peculiar , especial y claramente favorecedor de esas largas y tranquilas veladas que merecen no caer en el olvido.

Mis mejores deseos para Alfonso y todo su equipo por lo que han aportado estos años

Me encanta este restaurante.
La comida me parece exquisita; tanto la materia prima como la ejecución.
El servicio y el local muy buenos.

Comida de amigos.La disposicion de las mesas afeaban el local, haciendolo poco confortable.Se consumió un menu de degustacion con vino incluido que se sirvió con la botella ABIERTA al mas puro estilo de una tasca.El servicio no lo suficiente profesional para un local que se supone de cierta categoria.Los platos del menu correctos.Finalmente al pagar la cuenta hubo un malentendido, al tratar de deshacerlo, el trato fue desagradable.Este local, en los tiempos que corren,debería entender que un cliente dispuesto a pagar los precios de su carta merece mucho mas de lo que alli se dá.

Una de las cosas que más echo de menos de mi tierra es la cocina: aquí sin duda he tomado la mejor carne tal y como nos gusta degustar por allí. Como debe de ser, a la brasa (qué importante), grueso, compacto pero tierno, que se corta como la mantequilla, y muy sabroso. Sin embargo una cosa me decepcionó: la degustación de Pintxos, quizás demasiado 'de autor', esperaba más...El ambiente magnífico, el local es precioso, muy romántico para ir con tu pareja. Eso sí, se paga... y como se paga pues en ocasiones está un poco desierto.

Y para quien no lo sepa: este mismo restaurante está en el Casco Viejo Donostiarra, de su familia... por algo me recuerda a mi tierra!

La crisis está azotando con fuerza al sector hostelero. Supondrá el cierre de algunos locales, espero que los menos y desde luego está estimulando la imaginación.
Tamboril es un restaurante que tiene una línea muy clara de materia prima de calidad, chuleta, bacalao, un excelente local, buen trato y ahora novedades de nuevos menús intentando no perder su línea pero atrayendo / reteniendo más clientes.

Han mejorado el trato del vino, muy poco, debe seguir mejorando, menus de tapas, de raciones y una opción muy correcta con copa de vino por 26€ pero sin perder su línea básica y su personalidad.

Suelo ir con regularidad y prácticamente siempre salgo satisfecho, pero además opino que estos hosteleros se merecen nuestra atención y son los locales que deberían perdurar.

Mis mejores deseos y mi ánimo.

Seguiré frecuentandolo, seguro.

Este local me trae muy buenos recuerdos, pues fue durante años el Restaurante Gargantua que muchos de vosotros recordareis, cuyo eslogan rezaba "cocina de imaginación". Los nuevos propietarios le han añadido a la entrada una bodega a la vista y una pequeña barra donde tomar un aperitivo mientras esperas para pasar a la sala.
Bueno, cena en el salón del fondo con mesa y servicio correctos. Un menú con precio contenido a 38€+IVA en el que se incluye un aperitivo de boquerones, pimientos del piquillo rellenos, ensalada completa, y platos de jamón Ibérico. De plato principal Chuletón de buey para dos personas. Torrija con helado de postre.
Vino tinto Rioja Bodegas Bilbaínas, cafés y licores. A destacar el Gin Tonic
Todo en la cena fue correcto y la atención del personal de sala correcta y profesional en todo momento. Solo puedo deciros, Viva la Vida.

Hace unos días volví a comer en el Tamboril. En estos tiempos revueltos donde parece que nos va a tocar ajustarnos durante una temporada, cuando decidimos salir a comer bien nos preocupa acertar; Así que me gustó comprobar que Tamboril, después de un tiempo y en estos tiempos es un lugar excelente para saber lo que vas a comer y comerlo a gusto. La materia prima monda y lironda, una bodega correcta y un entorno relajante y acogedor, es como volver un poco al origen, quizá un poco escamados del exceso de sofesticación que ha reinado durante estos años. Una espléndida y fresca ensalada, una carne deliciosa y abundante,un goloso y sencillo postre con un rioja correcto a buen precio. Y dos horas de charla con una buena compañía. Lo mejor.

Probamos el menú degustación. 5 pinchos, chipirón en su tinta, bacalao ranera, carne y selección de postres (38 euros+IVA) y la verdad es que nada especial. Los cinco pinchos no decían nada. Quizás el chipirón o la carne estaban mejor pero nada del otro mundo. Los postres si eran abundantes y sabrosos.
Servicio de vino inexistente y carta reducida con tendencia a los clásicos. En fin un sitio agradable donde te dan de comer. Bueno si se busca rapidez sin complicaciones.

Lamento discrepar de los comentarios anteriores pero mi impresion no fue tan positiva. Es cierto que el local esta acogedor pero también es verdad que las sillas podian ser mas comodas. Buena separacion de mesas y separación adecuada de fumadores con no fumadoresEn general la cocina adoleció de sabor y la materia prima distaba mucho de ser de primera calidad. Tomamos los pinchos y , salvo el pastel de merluza, no me convencieron en absoluto. De segundo txangurro al horno que estaba a años luz de otros probados en restaurantes de este estilo. De postre crujiente de avellana con chocolate que , sin ser maravilloso, fue lo mejor de la comida.
Carta de vinos muy clasica y con pocas referencias. El trato al vino se limitó a ponernos unas copas de borgoña cuando habíamos pedido un tempranillo.
Servicio muy atento, amable y profesional.
Mala RPC

Este Septiembre estuvimos mi mujer y yo por San Sebastián y conocimos el Rte. El Tamboril, degustamos unos pinchos maravillosos, allí nos dijeron que uno de los hermanos había abierto local en Valencia "touche". A finales de Octubre nos plantamos en El Tamboril valenciano y pudimos comprobar que no era amor de familia lo oido en San Sebastián. El local situado en la C/ Navarro Reverter, ya tiene solera, sus diferentes salones invitan a la intimidad y al sosiego, probamos los famosos champiñones, comimos un estupendo bacalao y un magnifico solomillo al foie, para finalizar la faena no perderos los postres (abstenerse diabéticos)...me encanto la torrija, todo ello regado con unos buenos caldos, clásicos pero siempre acertados, de agradecer que tuviese Casta Diva que no lo encuentras en cualquier Rte., trato por Alfonso y demás servicio exquisito,para repetir... hasta pronto. Cherres y Chus.