Está fue nuestra ultima cena en un estrellado durante nuestro periplo gallego. El restaurante Pepe Vieira, se encuentra perdido en medio de la naturaleza, en el camiño da serpe en Raxo, en una zona de baja montaña, cerca de Poio y del Monasterio de Armenteira, para llegar es aconsejable tomárselo con calma y sobre todo llevar un GPS. Està ubicado en una gran propiedad familiar con bonitos jardines y muy buenas vistas a las Rias Baixas. El edificio es muy moderno, de diseño, vanguardista, yo diría que es el reflejo de la cocina del Chef Xosé Torres Cannas, que está al frente de los fogones del restaurante y que el mismo la define como moderna, evolutiva, comprometida y avanzada.
La sala es muy luminosa, de diseño, rodeada de grandes cristaleras con vistas al exterior y con una gran cocina a la vista. Las mesas son muy grandes, muy bien separadas las unas de las otras, impecablemente vestidas, no falta ningún detalle, buena vajilla, buenos cubiertos y buenas copas. El servicio de sala merece un párrafo aparte al final del comentario, que explica el "pero" del enunciado. El servicio de vino está a cargo del sumiller Xoan Cannas, que al mismo tiempo es el Jefe de sala. Es hermano del Chef y copropietario del local, fue nariz de oro en el año 2004. Tienen una bodega con mas de 350 referencias con vinos de todo el mundo.
Estuvimos acomodados en una mesa con vistas al jardín y a la ria.
Todas las fotos de la cena(13)pueden verse en el 1er comentario.
Proponen 4 menús distintos, todos sorpresa. Nosotros escogimos el menú Universo, que representa la visión de la cocina mas rural.
Como detalle de bienvenida, nos ofrecieron un cocktail Nordesia&Ginger Agradable.
Comenzamos con unos snacks:
Grisssini de sal y sésamo con cremoso de tetilla>/b>
Melón con tajin y chili
Como plato de bienvenida nos sirvieron :
Maki de jurel 'á feira
y siguieron :
Ostras con gin Fizz de Nordés
Sashimi de bonito con maiz helado, polvo de palomitas y sopa de maiz
Tataki de mero con ajoblanco de almendra y escabeche de mango
Merluza del pincho frita con piel de lima
Pieza melosa de ternera con mostazas antiguas y caldo de atún seco
El pan de maíz que acompaño la parte salada fue muy bueno.
Los postres fueron los siguientes :
Ganache de chocolate con frutos rojos confitados, crumble de cacao y almendra
Tarta de manzana y merengue con vainilla helada
Para beber, tomamos una botella de Maio05 DO Rias Baixas 2010100% Albariño de Bodegas Lagar de Costa de Dolores Fontán, es un vino de larga crianza en cubas en inox mas 6 meses de botella aproximadamente antes de salir al mercado. Lo encontré muy fino, elegante, con cuerpo, con muy buena acidez, y algo salino. Me dijeron que es un vino que evoluciona muy bien con el tiempo. Me gustó, tanto es así que me traje una botella.
Finalizamos con 2 cafés y para acompañarlos nos sirvieron :
Buñuelos de vainilla de Tahiti
Petits fours :
Trufa de café, Macaron de limón, Macaron de Maracuyá, Crumble de frambuesa lio, Roca de chocolate y muesli, Rosquillas de aguardiente y praliné, Gominolas de fruta de la pasión, Eclairs de Avellana y caramelo, Chocolates blanco y negro, Café y chocolate
Todos los platos estuvieron a una gran altura, cocina muy bien elaborada, algo provocativa, con materias primas del terruño de gran calidad y con una gran sapidez. Tal vez los platos que menos nos gustaron fueron la ostra con gin fizz del Nordés, que estaba frita y rebozada, y que para nuestro gusto no recordaba en absoluto a nuestra bien amada ostra cruda y la merluza del pincho, que aunque de gran calidad, su preparación no nos convenció, pero para gustos colores. Especial hincapié en los postres y en todas las "mignardises", que fueron excelentes y serán difíciles de olvidar.
Si la cosa, se hubiese acabado aquí, la nota hubiese sido muy alta, pero eso seria sin contar con el servicio de sala. Voy a parecer tal vez excesivo para algunos, pero este nos fastidió la noche y nos quitó las ganas de volver a este restaurante. Para nosotros, que apreciamos un buen servicio "normal", este servicio nos pareció "estirado", pomposo, creador de estrés permanente... realizando el cambio de platos a una velocidad supersónica, no te daba tiempo ni a saborear el ultimo bocado del plato precedente, aun estabas masticándolo y ya te estaban cantando el nuevo plato en posición de firmes, mientras, al mismo tiempo uno o dos camareros mas te llenaban el vaso de agua y de vino... aunque ya estuviesen llenos... Nunca en ningún lugar de España, habíamos encontrado un servicio así y nos hemos recorrido unos cuantos estrellados de una a tres estrellas... Eso no impide que haya cierta clientela que pueda sentirse a gusto con este servicio... A mi me recuerda, el servicio "collet monté", de ciertos grandes restaurantes gastronómicos franceses, que he tenido que soportar durante mucho tiempo por razones profesionales.
Por este motivo me va a ser muy difícil puntuar globalmente, al no existir un apartado preciso donde poder juzgar el servicio. Voy a reflejar pues mi insatisfacción con el servicio en el apartado del vino, única opción posible.
La cuenta ascendió a 86,10 €/persona. Buena RCP. No volveremos, por lo acaecido con el servicio. Si no se tiene en cuenta este factor se puede recomendar por la gran calidad de su cocina. Quisiera destacar que cuando salimos del restaurante, no sabíamos muy bien lo que habíamos cenado y teníamos un amargo sabor de boca. Fue cuando a posteriori empezamos a analizar el menú que deducimos que la calidad de nuestra cena había sido optima. Nunca habíamos tenido una tal sensación y es una verdadera pena que un servicio así pueda ocultar el placer de un tal festín.