El entorno es bonito, una masía donde poder pernoctar en medio de la tranquilidad. Con muchas bodegas para visitar en las proximidades.
En la carta predominan los vinos de la zona, con buenas selecciones, aunque el servicio se limita al descorche. Las copas mejorables, ya que son las omnipresentes ARC France.
De vinos tomamos Cambra Uno y Dos y Venta del Puerto. Éramos ocho.
A destacar el pan que se elabora en el horno moruno de la masía, con distintos sabores.
Las entradas espectaculares en cuanto a tamaño, como la escalibada con el bacalao a la brasa también. Revuelto de setas y jamón muy sabroso. El pulpo tierno pero sabiendo a la grasa de la carne de la parrilla. Lo peor fueron los fideos de carne, caracoles y verduras, que salieron apelmazados, aunque tenían buen sabor.
El chuletón de calidad pero pasado de punto. Servido de forma original en una cazuela de barro sobre una cama de sal y hierbas aromáticas.
Los postres servidos al centro, espectaculares, un surtido muy apetitoso y variado.
chuletón
escalibada
fideos
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