QUE NO SE RELAJEN

Desde hace unos cuuantos años, Casa Manolo ha sido para mi una referencia, un lugar al que he ido con alegría porque sé que voy a pasar un rato muy agradable atendido por buenos profesionales, en un local perfectamente acondicionado, confortable y en un entorno inmejorable.
Sin embargo, en mi última visita, he comprobado con cierta preocupación que este gran restaurante no se encontraba al mismo nivel de excelencia al que nos tiene acostumbrados.
Los entrantes: Tellinas , sabrosas pero con un poco de arena; Puntilla muy bien presentada pero ración justa ; Témpura de verduras, correcta pero con demasiado protagonismo del rebozado; Espencat, algo monótono.
El arroz de bacalao, col y boquerones no estaba del todo mal, pero desde luego esperábamos mucho más, y no nos gustó la peregrina combinación de un clásico con los boquerones.
La torrija con helado de leche de postre, francamente destacable.
Infusiones perfectamente servidas, con reloj de arena y tetera adecuada.
Lo que nunca falla es el sumiller: el servicio del vino excelente, un 10.
Lo peor: el servicio lento, lentísimo. Nos sorprendió que en un restaurante donde nos han tratado siempre tan bien hayan descuidado un aspecto tan importante.
Seguiremos visitando Casa Manolo, pero que no se duerman en sus laureles. Hoy en día hay mucha y variada competencia, y no pueden descuidarse si quieren continuar en primera fila además de en primera línea de playa.

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