Como en casi todos los paradores, la cocina deja que desear. No es mala,

Como en casi todos los paradores, la cocina deja que desear. No es mala, pero tampoco está a la altura que parecería lógico para esta gran cadena hotelera (¿para cuando la "gran revolución" que los haría imprescindibles?). Sin duda lo mejor es el entorno, dentro del palacio Ducal de Lerma. La comida es correcta sin más (a veces no es poco). Tomé parrillada de puerros de Sahagún con jamón ibérico y manitas de cerdo rellenas. De postre crepes de crema. Bebimos Sueños del Duque reserva (VCPRD Arlanza) y con el postre Palacio de Bornos Sauvignon Blanc semidulce. 50 euros pax.

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