Cuantas veces vamos de viaje, comemos estupendamente y al momento de la cena no nos apetece el salir a buscar un restaurante “valido” y el del hotel en el estamos hospedados, nos da ciertas reticencias.
Pues bien eso nos paso, en el Puerto de Santa Maria, en el Hotel Bodega Real, tras 2 aviones y una comida de restaurante. A la hora de la cena, se nos planteo la situación y esta vez (cosa poco frecuente según mi experiencia) salió bien.
2 personas cenamos en un restaurante, que ha sido una antigua bodega, con una decoración clasicota y a mí criterio algo cursi.
Optamos por:
- Media de pastel de berenjenas con anchoas en salazón.
- Patatas aliñadas con langostinos.
- Tortillitas de camarones.
Todo con aprobado y en cuanto a las tortillitas en cantidad importante.
En cuanto al vino, clásica la carta y nos decidimos a la vista de la petición por algo sencillo: un verdejo Marques de Riscal. El servicio del vino sin destacar.
La cena se completo con una cerveza y un fino junto a un GT.
El servicio fue muy agradable.
El precio es total, que es corto, pero la cena fue tal cual.
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