Local informal situado cerca de la Opera como ya se ha indicado, trato muy amable y desenfadado y carta de vinos curiosa, con referencias de varios paises pero sobre todo de Italia y España, además de Francia. Buen servicio del vino que también se puede tomar por copas, tomamos un Proseco curioso e interesantes blancos franceses. El local es algo pequeño e incomodo. La comida es una mezcla entre un local de tapeo y un restaurante pero sobre todo original y muy bien cocinada. Croquetas de diversos sabores, ensaladas curiosas, quesos, patatas, etc. De platos principales carnes sobre todo aunque yo tomé salmón, muy rico y bien acompañado. Buen pan y postres caseros interesantes también.