Le tenía ganas

Pues sí, me perdí la segunda quedada veremera en este restaurante ya hace algunos meses por un problema estomacal y desde entonces que le tenía muchas ganas, la verdad. Y sinceramente, la experiencia ha sido fantástica. Tanto desde un punto de vista gastronómico como desde un punto de vista más general: hemos pasado la mañana en la preciosa playa de Riells con la peque que se lo ha pasado pipa, hemos compartido mesa con bueno amigos y sobremesa con Pau y Anette, 2 personas encantadoras.

Respecto al restaurante, es pequeño pero con una buena separación entre mesas, mobiliario cómodo y ambiente tranquilo. El servicio llevado por Anette y otro chico, siempre muy atento y amable. Como era viernes disponía de un menú de días laborables a 15 € por persona. También tienen un menú, más interesante aún si cabe, a 25 €. El primer menú ya era una auténtica pasada aunque de los 4 que éramos 3 hemos elegido el de 25 € (el Jero y yo veníamos con el antojo del atún rojo ;-). Bueno, empiezo. En cuanto te sientas en la mesa ya tienes (independientemente del menú que uno se pida) 4 aceites de oliva y 3 sales diferentes para probar con un pan acabado de hacer muy rico. De entrante nos han puesto a todos una vieira con crema de ñámeras y caldo de carne reducido que estaba buenísima. Mi plato no ha hecho falta ni meterlo en el lavavajillas. Yo he comido una ensalada de espinacas con parmesano, crujiente de jamón y orejones, espectacular. Creo que no había comido una ensalada tan bien aliñada en mi vida. Mi mujer se ha pedido sopa de tomate con albahaca, tomates cherry y helado de mascarpone, muy refrescante y deliciosa. De segundo he comido atún rojo a la plancha. Cocción perfecta, el atún se deshacía en la boca. Rosa ha pedido canelones a la crema de trufa (sin escatimar en la trufa!) que estaban también muy buenos. De postre he pedido un coulant de chocolate con helado de mandarina, buenísimo y he probado también el requesón con membrillo de Rosa. Cabe decir que Marta, la peque, ha probado todos los platos (absolutamente todos) y ha dado siempre el visto bueno. Para beber nos hemos tomado un par de botellas de Gramona Imperial. La carta es bastante amplia y las copas son Riedel. Cafés y GT regalo de la casa para acabar una gran comida.

Sobremesa muy agradable hablando con Pau y Anette hasta tarde (18:30 h). Nos hubiéramos quedado más pero ellos empalmaban con la preparación de las cenas y tampoco era plan abusar.

Pues bueno, que le tenía ganas y realmente ha satisfecho mis expectativas con creces. Volveremos, seguro!