Para disfrutar sin pensar

Comida relajada a mediodía, poca gente y la brisa sopla haciendo que la terraza de La Raspa sea un lugar realmente relajado. El servicio, atento pero sin prisa nos propone el menú de mediodía pero optamos por la carta. Con seguridad comimos mucho mejor pero ojo a alguno de los precios que iré relatando.
Como entrante primero una ensalda de bogavante (47.-eur) de muy buena calidad, te ponen una pieza entera bien cocinada y acompañada de verduras. Seguimos con unas navajas algo pequeñas pero muy bien hechas con el toque justo de ajo y aceite. Y para terminar los entrantes un plato de jamón iberico (24.-eur) de excelente calidad, bien cortado y abundante ración.
De segundo langosta a la placha (180.-eur/kg). Te enseñan la pieza viva para que seas tú el que decidas el tamaño. La sirven sin añadir niguna salsa aunque traen una selección por si te apetece hacerlo (las típicas salsas americanas, rosa, etc.) Para mi gusto no hacía falta bastaban un par de gotas de limón pues la carne era suculenta y el punto de plancha era perfecto. De postre piña.
La carta de vinos no es amplia pero tiene suficiente donde elegir con precios no tan inflados como se podría esperar (tienda x 2). El festín lo regamos con Tattinger Rosé. El servicio consiste en abrir y dar aprobar rellenando la copa ocasionalmente. Terminamos con cafés y un whisky de malta que nos sirvio para afrontar la cuenta con valor.

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