Mal dia

Tras la agradable experiencia que disfrutamos el año pasado, nos hemos dirigido este, a este restaurante y en esta ocasión el dicho de segundas partes nunca fueron buenas se ha cumplido.

Encontramos un local con todas las mesas ocupadas menos la nuestra para cinco personas reservada previamente para las 15 horas.

La sensación de entrada ha sido de intentar aprovechar la demanda y quizás aumentar el número de mesas o al menos de sillas, en igual recinto interior.

Acomodados, tardamos en ser atendidos por imposibilidad material, pues sólo se encuentran para los comedores (interior y terraza) dos personas que se ven desbordadas.
Este problema se soluciona a las 15,30 horas, cuando aparecen dos nuevos compañeros y se comienza a vaciar parcialmente el establecimiento. Cuando nos atienden presentan sus disculpas.

La carta de vinos, me dio la sensación de ser más escueta que el año anterior, decidiéndonos ante las escasas posibilidades por un clásico sin pretensiones, como un Viña Cumbrero crianza, que se sirvió ligeramente pasado de temperatura.

En cuanto a la comida, repetimos jamón y caña de lomo en esta ocasión posiblemente por las prisas evidentes, el corte no resultó todo lo preciso.

En cuanto al resto de platos: San Jacobo de ibérico, parrillada de surtido de carne de ibérico, carrilleras y albóndigas de ibérico. Posiblemente por las sensaciones previas la percepción de los platos no paso de un aprobado alto.

Intentaremos una tercera oportunidad.

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