Como de costumbre, un éxito

No se me ocurren muchas mejores maneras de celebrar con mi pareja nuestro aniversario que pedir al Chef Carles Alonso que nos deleite con un menú degustación dejado completamente a su inventiva que, como sabemos, es mucha. No es poco en una población, Vilanova i la geltru, donde mirar la carta de sus numerosos restaurantes provoca bostezos de aburrimiento por lo puramente previsible de ellas.
Bien acomodados por la jefa de Sala, la sinpar Montse, empezamos con un caliente y sabroso caldo de pollo y verduras, de esos de los que nuestras abuelas estarian orgullosas. Pero la primera de las grandes sorpresas de la noche seria un magnífico ceviche de gambas de Vilanova, respetuoso al máximo con ese gran producto, pero al mismo tiempo complejo y delicado. Siguió una fritura de congrio, pescado realmente bueno, pero difícil y, por tanto, no demasiado pródigo en las cartas de los restaurantes. Hacía mucho tiempo que no lo tomaba y fue, realmente, un feliz reencuentro.
El siguiente plato, unos frijoles con salteado de jamón ibérico y carpaccio de langostino tocó un montón de teclas gustativas, pero con un resultado realmente armónico. Me dejó levitando, y el siguiente plato no me hizo bajar de ese cielo gastronómico. El pulpo a la gallega con mousse de patata, en su aparente sencillez, hizo que este humilde relator dejara a un lado su escasa simpatía por ese cefalópodo. Ese estado casi de shock continuó con unos triunfales chipirones con sofrito de cebolla y tomate, huevo poche y tinta de calamar.
Mención aparte merece uno de los maravillosos arroces que elabora el Chef, en este caso el trufado con foie y verduras de temporadas. Uno se pregunta como se puede conseguir tanto sabor con esos ingredientes, amén de un punto tan perfecto. Amantes de los arroces, no os lo perdais!
Un pequeño interludio fue un bombón de foie y chocolate con sal Maldon y fresa, cuya única pega era que el chocolate le daba un pequeño exceso de amargor. El último plato salado, una espalda de cordero cocinada a baja temperatura con puré de calabaza fue una muestra de la maestría de Carles con la baja temperatura. No necesitaba para nada el cuchillo.
Como prepostre nos sirvieron el llamado "Appeltini", una gelificación de licor de manzana. Muy dulce y divertido, nos encantó. Y como postre una macedonia de fresas, lichis y phisalis con la extraordinaria crema catalana que elabora el Chef. Dulce y un punto de acidez para limpiar la boca. A pesar de estar bastante llenos hubiera comido mucho mas de este plato.
Unas buenas trufas de chocolate y unas gominolas de toffe, hicieron de petit fours, cumpliendo sobradamente con lo que se espera de esos entretenimientos.
Como es habitual, el servicio de vinos estuvo a gran altura. Un cava de bienvenida de la bodega El Celleret, con muchos matices, no excesivamente seco, sirvió para abrir boca. Un magnífico Arç, un Xarel.lo del Penedés, un extraordinario rosado, el Parató, de la misma DO y un tinto sorprendente, un DO Priorat, el Celler de Cal Pla, nos dejaron un magnífico sabor de boca, culminado por un buen PX con los postres.
En resumen, una mas de esas magníficas cenas a las que nos tienen acostumbrados el equipo del Gas 26. Y la satisfacción de saber que uno ha de volver, y volver, y volver...

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