Un gran chef

Un par de veces al año mi pareja y yo pedimos que el Chef del Gas26, Carles Alonso, que nos haga un menú degustación para nosotros. Fijamos un presupuesto y dejamos a su imaginación y oficio el proporcionarnos una cena de gran altura. Como de costumbre, no nos decepcionó. Y esta vez hemos decidido explicarlo en esta web, para que quede plasmada la gran capacidad de un cocinero que, en medio de la mediocridad culinaria que es Vilanova i la Geltrú, intenta hacer una cocina honrada, con firmes raíces en la tradición culinaria catalana, pero abierta a la innovación y a los nuevos tiempos.
Empezamos con un refrescante gazpacho con sorbete de tomillo, excelente "abridor" de apetito. El plato que siguió fue uno de esos aciertos, solo aparentemente sencillos, con que nos suelen sorprender en Gas26: un impresionante tartar de gamba de Vilanova con aceite de las cabezas. Podríamos definirlo como Gamba al cuadrado. Un guiño a la tradición coquinaria catalana fue la torrada de escalibada con bacalao medio hecho, sabrosa y delicada al mismo tiempo.
Lo que siguió fue como un juego y una vuelta a la vieja tradición de los puestos de pescado frito: la pescadilla de Vilanova frita, servida en papel de periódico. Fue divertido, aunque un tanto incómodo de comer. Vino luego una de las grandes especialidades de Carles: los escabeches. En este caso unos chupa-chups de codorniz, a los que el vinagre, por suerte, no destruía su delicado sabor. Para continuar con la perfección: el arroz de pies de cerdo, butifarra negra y aceite de trufa. Los arroces se le dan especialmente bien al chef. Estaba meloso y suelto. Produce salivación simplemente al mencionarlo. Terminamos los platos salados con la espalda de cordero con puré de patatas y salsa demiglace, tierno y sabroso.
El primer postre fueron unos ciruelas con queso azul, helado de romero, salsa dulce de vino xarel.lo, aceite y sal. Una interesante conjunción de sabores, pero muy bien ligados, que nos encantó. Y para terminar un contundente postre tricolor, con mascarpone, ganaché de chocolate y caramelo de frutos rojos.
Los vinos servidos estuvieron a la altura. Para empezar, una copa de Cava Canals brut nature, aromático y delicado. Siguió, un Oreig, D.O. Montsant, un blanco muy personal, seguido de un tinto D.O Penedés, el Anistiana 2008 de Mas Comtal, otro de esos vinos que nos recuerdan que en estas tierras también se producen excelentes tintos, con potencia aromática y gustativa muy marcadas. Para los dulces nos sirvieron un curioso Vino dulce Vittos de Torelló, D.O Penedés y un clásico Nectar, un Pedro Ximenez que nunca decepciona.
En resumen, una cena magnífica, a la altura de lo mejor que he disfrutado en los últimos tiempos. Y en un verano en el que hemos podido visitar los Restaurante Abac, Neichel, Cinc Sentits y Manairó, es decir mucho.

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