Restaurante Casa Roque en Morella
Restaurante Casa Roque
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
28,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
36 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.4
Comida COMIDA
6.8
Precio medio entorno ENTORNO
6.1
RCP CALIDAD-PRECIO
6.7
Opiniones de Casa Roque
OPINIONES
9

Pasamos el pasado puente alojados en una casa rural de una población cercana a Morella. En total nueve personas adultas y siete crías. La visita a esta población monumental era cita obligatoria y comenzamos a buscar sitio donde nos recibiesen a medio día la jornada que dedicásemos a conocerla. Les confieso que Casa Roque no era nuestra primera opción, pero, como intencionadamente he dicho, parece que fue el único lugar donde se dignaron a acogernos. Llamé hasta tres restaurantes anteriormente y les estoy hablando del mes de septiembre. Era nombrar lo de los siete niños y, de repente, ya no quedaba sitio para nosotros en ninguno de ellos. En el caso que nos ocupa la respuesta desde el primer momento fue amable y acogedora.

Casa Roque es un restaurante situado en el corazón de Morella, en su calle principal. Es una casa de comidas que ofrece sus servicios desde hace décadas. Varios salones con capacidad para numerosos comensales ocupan las diferentes plantas de este gran caserón. La decoración es acorde y respetuosa con el entorno en el que se ubica con un marcado carácter rústico: vigas de madera en el techo, pavimento imitación barro, sillas muy clásicas, lámparas de araña… El trato es muy cercano y familiar y nos hicieron sentir a gusto desde la recepción hasta el momento de despedirse teniendo muchos y muy buenos detalles, especialmente con los peques.

Aunque se ofrece la opción de escoger platos de la carta, nos decantamos por el menú degustación que se compone de cuatro entrantes, un primero, un principal y un postre por 25 €. Omitiré comentarios sobre lo que comieron los más pequeños y tampoco se tiene en cuenta el gasto generado por ellos a la hora de indicar el precio por persona. El menú fue el siguiente

- Terrina de conejo, manzana y aceite trufado: Emplatado individual para cada comensal. A modo de fiambre frío. Correcto. Interesante el contraste con la manzana y cuasi imperceptible ese sabor trufado que se le presupone al aceite.

- Pastel de alcachofa, crujiente de jamón y mermelada de tomate: Unanimidad en la mesa. Plato muy conseguido. La textura del pastel muy esponjosa, recordando una mouse. El sabor muy elegante y delicado, Interesante el contrapunto de la confitura.

- Croquetas morellanas: Sorprende su forma triangular. Nos recordaron mucho a las croquetas de cocido, homenaje sublime a la cocina de aprovechamiento. Ricas.

- Migas de pastor al estilo de la casa: Correctas. Se acompañan de chorizo, guindilla en vinagre, huevo a baja temperatura y granos de uva. Matices dulzones, agripicantes… reconfortantes.

- Sopa morellana: El fondo recuerda mucho a la sopa de puchero (o cocido). La concentración de sabor no es excesiva. No es la mejor sopa que he tomado. Sorprenden los tropezones que se usan aquí y en gran parte de la comarca de Els Ports. Se les llaman buñuelos y se elaboran con una masa de harina y huevos. Me resultaron excesivos en cuanto al número de ellos en mi sopa y prácticamente insípidos. Deje la mayor parte de ellos.

- Terrina de cordero: Modestamente, creo que acerté en la elección del plato principal. Estaba riquísimo. El plato se construye a modo de timbalete con una base de patata y otra capa de la carnaza del cordero totalmente deshuesada. El conjunto se salsea con el fondo que ha engendrado el cocinado de la carne. Muy rico.

- Natillas: Caseras cien por cien. Ricas. Eche en falta una textura un poco más espesa (eran prácticamente líquidas) y encontré un pelín subido el punto de dulzor de las mismas.

En el apartado de bebidas se pidieron varias botellas de agua, refrescos, tercios de cerveza y una botella de Coto de Hayas (Campo de Borja). Los cafés y los chupitos finales fueron invitación de la casa. Buen detalle. Pese a no ser nuestra primera opción, como más arriba he dicho, salimos de allí plenamente satisfechos: una comida digna, un trato muy a tener en cuenta y una excelente RCP.

Si he de destacar algo después de una placentera visita a este restaurante es su profesionalidad. Y no es fácil encontrar ya eso. Digo profesionalidad en la comanda, el trato, el servicio, la atención, la calidad y el mimo hacia los platos, el cuidado por el vino, el consejo, los detalles y la forma de acomodarnos y de terminar sin prisas una comida, con obsequios y atenciones a todos los comensales, desde el punto de vista gastronómico, incluido a nuestro hijo de 6 años que nos acompañaba. Comimos ligero, platos al centro, todos de buena factura con materias primas de primer nivel y servidos como Dios manda. Recuerdo unos champiñones trufados, que servían crudos, levemente marinados, que sabían a gloria. Recuerdo un asado de cordero de un nivel asombroso. Recuerdo que nos aconsejaron un vino de la zona (Castellón) por exigencia nuestra, que no falló en ningún momento. Recuerdo una camarera experimentada y muy profesional, ayudada por un camarero correctísimo que no era español, el cual atendía preferentemente a las mesas de extranjeros, por aquello del idioma. Recuerdo buen postre con buen vino dulce, buen café en un romántico balcón con vistas, buenas pastas artesanas de obsequio para acompañar y licores por cortesía (sin alchol para el pequeño), doble ronda sin prisas. Recuerdo que fue una comida muy placentera, cómoda y agradable, y un sitio al que volveré siempre que pase por Morella.

Comí con mi mujer en este conocido Restaurante de Morella, era mi segunda visita y de la primera tenía un buen recuerdo del hojaldre de solomillo.
Una vez sentados no podíamos acabarnos de decidir porque menú coger, las dos opciones de la carta eran apetecibles y al final escogimos carta.
De primero un plato de jamón, cecina y queso. Dejaba mucho que desear, el jamón de bodega y sin sabor, la cecina otro tanto y el queso era algo mejor, además todo cortado a máquina. En una tierra que se presume de buenos embutidos este plato es un fraude.
La cosa mejora con la sopa morellana, aunque viene acompañada con unos picatostes que recuerdan a las lionesas sin relleno y una olla Morella que recuerda una fabada asturiana pero con algún toque nativo.
Y para terminar el Hojaldre de solomillo de cerdo, con foie y trufa, un buen plato, pero el solomillo era pequeñito y estaba un poco duro.
De postre la cuajada de la casa, excelente.
Todo ello regado por un vino de la tierra el Hoya de Cadenas que no estaba mal, el servicio del vino correctísimo.
El precio final fue de 86.45 €, Local agradable, pero con sillas incomodas, buen espacio entre mesas y buena decoración. Lo peor la ubicación del lavabo, está en el segundo piso pero de abajo, con las inevitables escaleras de ida y vuelta.
La verdad esperaba más, Creo que con un menú de 22 o 29 euros hubiéramos comido igual y mucho mas económico.

son pocas las valoraciones que hago de los rest.por que suelo coincidir con muchas otras,bermell,samsha,rias gallegas,mondrian,riff,les nits,etc.Roque,detalle de la casa,cuenco
de tomate con hierbas y seis tostadas,seguimos con el menu,un plato con tres clases de pates
doce alubias con guindilla verde y una rodaja de gallina trufada,migas,paletilla rellena
trufada con una buena cantidad de trufa diferentes clases de setas,postres,mini helado de
aceite,mini puding de avellana,mini chocolate con naranja.bebida,cava hoya de cadenas b.n.
agua de benasal y un g.t.de hendricks.el precio por culpa de los efluvios etilicos, no me
acuerdo¿38 o 42?
p.d.le recomende a roque que se trasladara a valencia.

He estado en este restaurante en alguna ocasion, y discrepo en algún apartado comentado. Local agradable y bien acondicionado, creo recordar que era un palacete del siglo XVII, por eso es tan grande. La atención al cliente es bastante cuidada y respetuosa, y no he tenido problema alguno en reservas o atención. Buen envinado de copas y un aceptable maridaje con comida. La calidad-precio en vinos está muy bien, y en comida, buenos platos tradicionales con algun toque diferente. Tengo en el recuerdo, unas buenisimas manitas de cerdo y entrecot a la piedra acompañados de un buen Ramon Bilbao Crianza.

Estupendo local, con salones ampliosos, luminosos y con techos altos. Acondicionado con gusto.
Todo un descubrimiento el menú gastronómico de trufa negra, destacando el mus de pato.
Correcta carta de vinos y buen servicio, con decantación y envinado de copas. Probamos un vino de la tierra ¿Useres? muy interesante.
Sitio muy recomendable y entorno inmejorable.

Local excesivamente grande con cuatro salones independientes y zona de fumadores, enfocado al totalmente al turismo; excesivamente bullicioso, con unas aceptables materias primas pero elaboradas con excesiva rapidez y justa atención en cocina debido al número elevado de comensales sobre todo en fiestas, puentes, verano etc.,.
La cocina es tradicional típica de la comarca Els Ports en el Maestrazgo, con excesivos platos elaborados con predominio de la trufa negra.
He visitado éste restaurante desde hace varios años, y lo que han ganado en número de comensales con el cambio, lo han perdido en calidad de servicio en atención al cliente y elaboración en cocina.
Como entrantes para compartir, ensalada de pato trufado, pate de perdiz y delicias de champiñón trufado.
Platos individuales por comensal, el cordero relleno trufado, solomillo de ternera trufado al cava y paletilla de conejo; en general correctos sin nada especial que resaltar.
Como vino pedimos Coto Imaz del 82.
Carta de vinos ajustada con predominio de Riojas y alguna añada interesante.
El servicio deficiente aunque intenta esforzarse y a toda prisa pues tienen que doblar mesas.
A pesar de todo si se desea visitar es aconsejable reservar mesa puesto que es el restaurante más conocido de la zona.

Comida de pastor para rebaños, es decir, materias primas buenas (sobre todo las carnes) pero sin pretensiones.

- Entrantes: las croquetas morellanas son pasables y las migas para olvidar.
- Conejo con caracoles: pasado y los caracoles no estaban bien limpios.
- Solomillo con salsa de cava: dos buenos trozos de solomillo acompañados de una salsa discreta.
- Bodega: corta. Pedimos un Fra Guereau de 2003, acompañó bien.
- Cafés: bien.

Tienen turnos, el restaurante ya no es el original, sino que ahora tiene un local más grande a modo de comedor escolar.
El servicio, extranjeros, amable pero sin profesionalidad. Te traían el menú de la mesa de al lado, te dejaban el vino tal cual... Sin pulir

En conclusión: para olvidar, sobre todo, si has conocido el Roque original y casero que nosotros conocíamos.

Otra opción en Morella. Es uno de los locales de postín de la población. Servicio amable y eficiente. Tambien tienen dos turnos, quiza porque era puente?. Comida honesta, al la vez que sencilla. Coperio flojo, aunque tienen alguna referencia en cuanto a vinos algo interesante.Menu gastronomico sabores de montaña 22€.

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