Cena viernes 29 de julio, 4 personas, estábamos solos, normal para la época del año en la zona. Volví a este restaurante 5 años después de mi última visita, de la cual salí un poco, pero solo un poco, descontento por la tardanza, a pesar de estar avisado. Bueno el caso es que un amigo reservó y allí nos plantamos, para empezar nos pusieron un aperitivo de la casa (invitación), unos mini-saladitos de hojaldre, bien, sin más, la carta, un poco corta para mi gusto, pero que según el maitre, lo era porque toda era de primera calidad y de temporada, pedimos al centro unas anchoas, bastante buenas, después una especie de paté de campiña, bueno, una crema de calabacín fría con picatostes, buena y refrescante y una ensalada de ahumados envueltos en pasta bric. De segundos fueron 3 Bacalaos de la casa, creo que es a la ampurdanesa y una lomo alto de buey a la brasa, todos los segundos muy buenos. De postre unos sorbetes de mora y una crema catalana y unos petitfours
De bebida tomamos unas cervezas (mahou y otra checa que no me acuerdo del nombre) refrescos, agua y un par de copas de vino de uno que tienen para botas, muy típico de catalunya (según nos comentó el maitre), para los segundos una botella de Ipsis (creo que era así).
Tardamos dos horas en comer, bastante mejor que mi primera vez, el servicio fue bueno, os explicó cada plato, vino, postre, etc y el precio final fue de 172€.
Ahora sí, salí satisfecho del sitio, habrá que volver en noviembre para ver con más comensales si es igual de ágil el servicio y para probar los boletus.