Se trata de un restaurante sito en la exclusiva plaza des Vosgues en Paris a pocos metros de la que fue la casa de Victor Hugo. Esta plaza es un paradigma de lo más chic de la ciudad. Pertenece al mismo propietario que la Tour d’Argent.

No es muy grande, muy bonita decoracíón pero las mesas están demasiado juntas lo que produce sensación de estrechez. Servicio super impecable. Cocina muy clásica sin ninguna innovación. Aconsejo acudir a los platos más tradiconales como el Coq au Vin y la gallida de Henri IV servida a dos tiempos, platos realmente exepcionales que llevan en la carta del Rte más de 80 años. Carta de vinos minimalista con pocas referencias pero muy bien seleccionadas, cualquier cosa que se pida será excelente. Servicio del vino perfecto.

Precios caros, desde luego.