En pleno centro de Eibar encontramos este restaurante, un antiguo caserío

En pleno centro de Eibar encontramos este restaurante, un antiguo caserío reformado. Llama la atención la cantidad de tapas (pintxos) que se ofrecen en la barra y la selección de vino por copas, que aunque peca de "riojitis" a tope (6 Riojas, 1 Ribera) se sirve en una más que aceptable cristalería. El comedor tiene una decoración muy tradicional y no sería el elemento a destacar, además el espacio está demasiado aprovechado (= ruido). La carta de vinos también riojera y precios 2X. El yantar, que es lo que aquí toca, es otra cosa: bueno y abundante. Florituras cero, pero todo muy rico, buenos puntos de cocción, salsas nada enmascaradoras de la calidad de los productos y postres también más que correctos. Es un local para repetir varias veces, porque un grupo de cinco, con cuatro botellas de vino, primeros, segundos y postres, salimos a 40€ por barba.

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