Cenamos en la terraza,aprovechando la suave brisa de la noche,y que la calor daba una dulce tregua... Respecto a la carta de vinos y su servicio debo decir que han mejorado bastante,la selección de botellas es más variada y el servicio de éste muy correcto... Sobre la comida... así así... las coquinas muy buenas,los chanquetitos con huevo regular y la ensalada "simpática",con langostinos,aguacate,naranja,endibias y maiz,también regular,la copa de gazpacho muy buena... Pedimos un Laus Gewurztraminer,bastante rico por cierto... Debo decir,que en otras ocasiónes que he ido,que respecto al pescado y los mariscos manejan una materia prima de primera calidad...

Está más allá de la estación del AVE,bastante alejado del centro,pero que merece una visita por la gran calidad de su comida. Su especialidad:pescados y mariscos, con unos ejemplares vivos magníficos. Ejemplares salvajes como el pargo,muy difíciles de comer en otros lugares que no sean Andalucía.Lástima que al hacerlos a la sal se pasen un poco en el punto de cocción.Comedor amplio y espacio entre mesas suficiente,clásico y elegante. La profesionalidad del personal es fantástica:da gusto ver al camarero limpiar el pescado hecho a la sal y presentarlo al comensal. Da sonrojo compararlo con el nivel medio de los camareros del resto del país, sobre todo en la costa. Entrantes riquísimos: gambas cocidas, puntillitas, almejas con jamón,...Segundos con pocas complicaciones,basados en la calidad del producto. Sólo flojean los postres. Todo el comedor está enmarcado por armarios-bodega Eurocave, lo que da idea de la calidad de la oferta vinícola. Los vinos de la casa, blanco y tinto, son andaluces (el Gibalbín bien conocido por todos nosotros), lo que dice mucho a favor del restaurante. Un sitio para comer fenómeno basado en sólidos cimientos: buen servicio y materia prima.