En esta segunda visita extraemos una conclusión semejante a la primera. Se

En esta segunda visita extraemos una conclusión semejante a la primera. Se trata de un restaurante donde se cuidan mucho los detalles, con una carta corta pero de buenos platos y a precios muy razonables. La carta la dominan platos de raíz tradicional con toques de autor, como la panceta confitada, el bacalao de vigilia o el zancarrón, que en general tienen muy buen nivel. Otras propuestas también son recomedables, como el foie o las setas en temporada. La carta de vinos es justita pero interesante. Los precios de las botellas muy buenos. Bebimos un Hacienda Monaterio 2003, que estaba excelente (30 euros). Las copas, eso sí, inadecuadas. El servicio es eficiente y agradabilísimo. Lugar muy recomendable, donde se aplica el poco (por la variedad, que no por cantidad), pero bueno.

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