Es una casona antigua de piedra y madera con amplios ventanales. El tipo

Es una casona antigua de piedra y madera con amplios ventanales. El tipo de cocina es de mercado, clásica con pequeños toques de autor. La materia prima es de lo mejorcito de Cantabria, siempre pescados grandes de mar, a veces los tienen a la vista del cliente, buenas carnes ... Ademas el jefe de cocina, Llamosas, le da unos puntos a los pescados que es impresionante, ese punto jugoso que pocos saben.
Recomiendo las verduras, que las dejan al dente y muy sabrosas, el huevo con foie a la parrilla, la ensalada de bacalao con pisto y pil-pil, los bacalaos tanto con manitas como con setas o el clásico pil-pil, y en las carnes el cochinillo o las carrilleras, dos carnes super melosas con mucho sabor.
Los postres no son nada del otro mundo, pero con su propio merito.
El servicio es correcto, destaco la labor que ha hecho ese joven sumiller con la sala, super educado y profesional, que ha dado varios cambios al comedor. La verdad es que cada vez que vamos nos sorprende con un vino diferente, y a buen precio, se merece mi felicitacion.
Por lo demas se come muy bien y de precio lo correcto, entre 40 y 45 € cada vez que vamos por persona, un lujazo de restaurante.

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