Una buena experiencia
No esperaba encontrar algo así en un pueblo "pequeño" como Mora.
Un lugar muy agradable, con una decoración moderna pero sobria y cálida. Echamos en falta un menú de degustación, pero acabamos haciéndolo nosotros mismos siguiendo los consejos de Angel.
Cuatro entrantes, con especial atención al brick de morcilla y otros cuatro segundos, bacalao con pisto, manitas de cerdo, unos chipirones excelentes destacando el solomillo con foie, de postres dos helados, de queso (insípido) y de aceite (soberbio).
No puedo opinar de la carta de vinos, porque sabedores de que Angel trabaja muy bien el Champange, nos pusimos en sus manos para regar la cena, un Brut Nature para los entrantes y un Blanc de Blancs para los platos más contundentes, terminando en los postres con un moscatel de Mendoza. Las elecciones de Angel fueron excelentes.
Muy buena RCP.
Por poner un pero, reitero lo de la falta de menú de degustación y una carta más bien escasa, aunque si esta varía con asiduidad esto no es un problema.