Solamente por su ubicación, (casi encima del agua), bien merece una visita

Solamente por su ubicación, (casi encima del agua), bien merece una visita, es una delicia cenar cuando el sol se pone, y el calor se mitiga. Las copas, manteles, sillas, etc, siendo correctas, tienen reministencias de chirinquito. Carta de vinos amplia, con predominio de blancos, rosados y cavas (como no podría de ser de otra manera, no podría vivir en el sur y seguir aficionado al tinto), vinos de postre por copas, armario climitizado y camareros que saben servir el cava. Carta no excesivamente profusa pero con suficiente variedad, dos menús degustación, diversidad de arroces (delicioso el de bogavante), etc. Servicio que intenta agradar y precios ajustados (al menos para lo que se ve hoy en día), hacen del Miramar una de las mejores opciones para cenar(o comer) alejadas de los tradicionales chiringuitos veraniegos.

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