Pozí, annna, ponen terraza en veranito (o primaverita). Inigualable entorno en el corazón de la playa de la Barceloneta, con la brisa marina acariciando tu pelo, pero suficientemente apartadito para que los guiris no acaricien tus orejas con sus gritos. Altamente recomendable, sencillo diseño pero muy coqueto y acogedor. Servicio atento y simpático, pero vino self-service. La enocarta es bastante corta y cara (Cristiari blanc, 15€), pero buenas copas Spiegelau. La carta también es corta, pero muy selecta, pedimos los dos primeros entrantes de annna y nos parecieron de nivelazo, sobretodo les carxofes, pero muuuy escasitos. De segundo, nos tomamos dos platazos de arròs amb espinacs i tou dels til·lers que estaban de escándalo. No pudimos tomar postres porque nos salía el arroz por las orejas. Repetiremos, pero creemos que se deben compensar las raciones (quizá fue un caso puntual), también deberían revisar los precios de los vinos y medir mejor el tiempo de espera entre platos. 66€ por dos personas, sin postre y con el cava más sencillito me parece caro, pero es que nos estamos volviendo muy exigentes desde que sabemos que hay bastantes sitios donde comer bien por un precio justo.

Total descubrimiento en la playa de la Barceloneta!! Tomamos alcahofas plancha, pulpo con patatas y huevos a 65º con erizos y trufas, después dos medias raciones de solomillo de buey al malta y rodaballo salvaje con alcaparras, limón y mantequilla, que bueno, que bueno, acompañado por un cava Berta bouzy perfecto en copas adecuadas. Para terminar un helado de mango con crema de chocolate blanco y unas copitas de Enrique Mendoza, nos encantó el lugar, la comida y el entorno, muy romántico.110 euros 2 per, sin duda volveremos.Creo que ponen terraza en veranito.