Cuesta volver a casa después de unas vacaciones vividas a tope, así que con idea de prolongarlas al máximo nos hemos desviado de la ruta lógica para recalar por unas horas en la localidad abulense de Arévalo. Si este pueblo tiene ya de por si atractivos suficientes para justificar la visita, durante este año tiene además el aliciente de contar con la exposición temporal de Las Edades del Hombre. Dedicamos parte de la mañana a darnos una vuelta por la exposición (una pena no haber contado con más tiempo) y a la hora acordada entramos al restaurante en cuestión, que se encontraba hasta la bandera. Al hacer la reserva nos preguntaron si comeríamos algún asado, diciéndoles que sí, por lo que cuando nos entregaron la carta se trataba nada más de elegir los entrantes. Como se trataba de llegar con hambre al plato principal, elegimos nada más un entrante para compartir, que fue un Revuelto de morcilla de piñones (7,50€). El plato está realizado con una morcilla que a mi personalmente me encanta y que cuenta con piñones y cominos, entre otros ingredientes diferenciadores. A los cuatro nos gustó este plato. La misma opinión se repitió con el plato estrella: cochinillo asado (16€/ración), que se sirve acompañado de una muy correcta ensalada de lechuga, tomate y cebolla. La carne se presenta tiernísima y jugosa, con excelente sabor, y con la piel crujiente. En el plato sólo quedaron los huesos. Como postres pedimos un Flan de queso (3,50€) para compartir entre mi mujer y yo, y las crías un helado de vainilla (2,50€).
La carta de vinos está centrada en riberas y riojas, sin espacio casi para otras regiones. Las copas son correctas y los precios moderados. Tomamos un Marqués de Vargas Reserva 2007 (25€), que acompañó bien la comida. Para acabar tomamos un par de cafés solos, rechazando el chupito de orujo que nos ofrecieron al quedarnos todavía 300 km de carretera.