De viaje a San Sebastián y buscando por Internet donde comer, encontramos este restaurante. Llamamos a eso de las 13.00 y nos dieron mesa sin problemas.
Al llegar a Tafalla y encontrar sitio para aparcar (dificilísimo), nos encaminamos a este restaurante. Está situado en una plaza aporticada, en un edificio en el que cada planta tiene una actividad relacionada con la gastronomía. En la planta baja hay una tienda de delicatessen, en la planta primera los baños, un salón con piano y butacones y en la segunda el restaurante.
El edificio es antiguo, pero está restaurado con mucho gusto. Hay mezcla de estructura metálica con cristal, suelos de tarima, techos acústicos para absorción del sonido, buena iluminación, limpio, muy limpio.
Nada mas llegar, a una pareja que iba delante de nosotros les comunican que están llenos, que lamentan no poder atenderles, nosotros respiramos profundamente por haber tenido la precaución de reservar. Nos atiende Atxen, supongo que la propietaria, con una sonrisa de cordialidad, es una señora muy elegante, buena profesional, atenta con todos sus clientes, igual está saludando que acomodando o sirviendo platos en las mesas.
El servicio está formado por un equipo muy joven, pero igual de profesional, atento, diligente y simpático. Nos entregan las cartas y pedimos para comer:
ENTRANTES:
Nos obsequian con una sardina marinada sobre un trocito de pan tostado, coronada con cebolla y pimiento junto con su raspa frita con pan de gambas. Original presentación de la raspa.
Milhojas de patata, manzana y foie.- Servido con una salsa a base de naranja y caramelo. Excelente combinación y sabor.
Bogavante con pasta fresca.- Impresionante, una delicia el conjunto.
Huevo con pimientos.- Nido de patata cortada como filamentos, alojando en su interior un huevo poché con un poco de pimiento. Que bueno y qué presentación.
PRINCIPALES:
Lomos de merluza con almejas.- Plato de mojar, la merluza espectacular y su pil pil para comerse un pan entero.
POSTRE:
Tomamos un Mouse de queso con helado también de queso.- Delicioso.
VINO: Dado que nos quedaba un poco de camino hasta Donostia, comimos con una botellita de 3/8 abadía retuerta, servido en copas Riedel. La carta tiene referencias principalmente de La Rioja, Navarra y Riberas. Carta clásica. El servicio es dar a probar y servir la primera copa.
De remate dos excelentes cafés.
Al salir, Atxen nos dio las gracias y un par de besos por nuestra visita. Salimos encantados, nos gustó todo de este restaurante.