Como dicen otros comentarios comer en Akelarre es una experiencia

Como dicen otros comentarios comer en Akelarre es una experiencia inolvidable, casi religiosa. Se paga con creces, pero merece la pena. Los menús degustación (125 euros) son sublimes, con algunos platos buenos, otros muy buenos y algún otro que roza el delirio.

El servicio del vino es espectacular. Su sumiller Carlos Muro es una estrella de grandes dimensiones. Humilde, simpático, gran conocedor y muy original. Recomiendo no centrarse en la carta de vinos (que es espectacular a todas luces) y dejarse guiar por Carlos en una degustación de vinos. 8 copas por 30 euros es una maravilla, sobre todo si los vinos incluyen Larmandier Bernier Terre de Vertus, Torrent Negre Cabernet o vinos tan especiales y tan desconocidos aquí como los Jurançon.

El servicio es muy atento, muy profesional. Al final sale Pedro Subijana a saludar mesa por mesa y es alguien muy amable y cercano.

Lugar detallista a la altura del precio que se paga. Gran carta de tes, cafés e infusiones con preciosos detalles tanto a los aperitivos como en los llamados "petit fours".

Por poner una pega, quizás las mesas estén algo juntas para un local con tanta categoría.

Imprescindible.

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