... la decepción es inesperada. Porqué así, es como hemos salido de este clásico de la cocina.
Lo primero, las instalaciones. Que viejo se ve el establecimiento. Con esas vistas al mar, que mas te fijas en como de "abandonado" esta todo lo que rodea al comedor.
Otra cosa que no gustó, la separación entre mesas. No tiene un comedor tan amplio como Azurmendi, pero nos dió la sensación de estar apretujados.
¿La comida? Si, esto tambien falló. Elegimos el menú "Clásicos" por aquello de que no vas a venir muy amenudo (nosotros no volvemos) y ya que tal pués pruebas platos que lo encumbraron. Hicimos un cambio en los postres, cambiando la tarta de manzana por un cupcake (nos preguntaron tres veces si queriamos cambiarlo... deben tener tarta de manzana como para 17 bodas).
Ni un solo plato de los que consta el menú transmitió esa sensación que te recorre el cuerpo cuando estas en un sitio de estos. Esa sensación de sorpresa e incredulidad a lo inesperado. Lo mejor de la comida, el salmonete y creerme, no tenía ni gota de misterio.
Añadiré, que pedimos los menús sin sal o la menor sal posible y se les fue un poco la mano con el salero.
¿Los postres? Pues mira, una gelatina de Gin Tonic que con los cafes de La Solana te lo ponen y es mejor que esta. El del cupcake sin nombre.
¿Para beber? Ví que tenían Le Cloisere y no me lo pensé mucho, en Azurmendi nos acompañó perfectamente. Aquí, aparte de estar 20€ más caro no nos supo igual. Diré, aunque el tio nos atendió perfectamente, hubo momentos en los que con las copas vacias no nos la rellenaron hasta pasado un tiempo excesivo.
Dos cafes, a 3,30 cada uno, acompañados de 4 petit fors (como se escriba) fue sin duda lo mejor de la comida.
Tenía en un pedestal a Subijana, pero le mando al calabozo directamente. Igual que a Mugaritz. Decepción y de las gordas. Lo hablamos ayer, si nos apetece darnos un homenaje de estos buenos, vamos a Azurmendi y salimos rotos de felicidad.
Así no.