De viaje!

Comenzamos un mes de febrero que nos llevará a conocer sitios nuevos. Esta primera parada, Pamplona. El sitio, Hotel-Restaurante Europa.

Salimos el sábado, Mila, un servidor y dos pequeñas fieras con ganas de comerse el mundo. Día de lluvia, viento y fresco. A nuestra llegada, nos recibe Pamplona con lluvia, viento y frío.

La ubicación, perfecta. El hotel, con parking lo cual facilita la vida. Damos una vuelta por la zona para ir haciendo tiempo a la cena. Tomamos algo en el bar que hay justo al lado, para no volver a entrar.

Llega la hora y vamos al restaurante. Amplia mesa redonda para los cuatro. Teníamos preparado un menú degustacion, pero hablando con la jefa de sala decidimos posponerlo para otra ocasión e ir a carta. En la bebida decidimos también modificarlo para darnos un capricho loo en forma de Gramona Imperial III Lustros.

Ojeamos la carta y lo tenemos claro. Más claro lo tenían las fieras, huecos con patatas. Decían ser de los mejores en toda la historia gastronómica que llevan a sus espaldas. Les sacaron a cada una dos huecos con patatas y, por si querían más, al centro una pequeña ración de patatas. No dejaron ni los restos.

Como aperitivo, una rica croqueta sobre roquefort y un puré de calabaza con huevo que a todos nos encantó. A las pequeñas las pusieron a parte dos croquetas.

Ya en faena, pedimos como entrantes:

- Huevo a baja temperatura con un rebozadomde cereales y acomodado en un puré de patata. Realmente bueno el plato!

- Ravioli relleno de espinaca y vieira al horno. Excepcional es quedarse corto!

De segundos:

- Mila se decantó por un lenguado, totalmente limpio, con crema de centolla. Probé un poco y estaba que te pasabas de bueno!

- Despues de sopesarlo mucho, me decanté por el rabo de buey deshuesado. Perfecto y acierto de pleno!

Teníamos aún hueco en el estomago para algo más. Las pequeñajas se relamieron con un buen helado de chocolate! Revise los postres y me fuí derecho al queso! Eso sí, elimine la torta de Casar, el Roquefort y todas las mermeladas. Acerté, la ración con tres variedades y su pan tostado ya era contundente.

En definitiva, cenamos de maravilla! Eso sí, no sé si nos cobrarían de menos. Teníamos la invitación a los menús. Añadirle los platos de las pequeñas, que el III Lustros valía a casi 60€... total que tuvimos que abonar escasos 40€ para compensar la diferencia.

Un sitio muy a tener en cuenta en esta ciudad!

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