Clasicismo en la sala, creatividad en la cocina

Restaurante como indica el post anterior con una decoración clásica y elegante con una combinación de tonos grises y blancos, un gran lucernario en el centro de la sala proporciona luz natural a una parte de la misma.
Manteleria de hilo cristaleria vajilla y cuberteria acordes con la categoría del local.
Buen recibimiento a la entrada, servicio de guardarropía, nos acomodaron en la mesa para cuatro que nos habían reservado, una mesa redonda y amplia en un lugar de la sala que hacía de pequeño reservado, separado de las otras mesas.
Buena explicación de las distintas opciones de menú.
Nos decidimos por el menú degustación con maridaje de vinos y no pusieron ninguna objeción en cambiar un plato y un postre porque los que incluía el menú no era del gusto de uno de los comensales.
El aperitivo consistió en sopa de cebolla con queso Roncal e Idiazabal, pan caraso, salmón ahumado y mayonesa de naranja, croqueta de jamón ibérico en costra de panko crujiente y tostada de sardina escabechada, tomate dulce y albahaca.
Al servir los aperitivos nos aconsejaron comerlos en el orden inverso al relatado.
Una copa de cava del Penedés, Oriol Rosell brut nature acompañó el aperitivo.
Seguimos con un revuelto de trufa en pan de cristal y tomate, arroz meloso con pulpo asado y ali oli suave, taco de bacalao al pilpil con lágrima de salsa de piquillo.
Muy buena elaboración del arroz y del bacalao y muy buena presentación de todos los platos todos estos platos maridaron con un vino de la tierra, Chivite chardonay Finca Villatuerta servido por el somelier, una copa para cada uno de los platos y servido a temperatura adecuada.
De segundo tomamos dos solomillos de ternera, foie con reducción de Oporto y compota de higos y quinoa. Un taco de cordero relleno y lacado con salsa perigourdini acompañado de cebolletas glaseadas.
El cuarto comensal al que le cambiaron el plato pidió carrillera de ternera guisadas al vino tinto, con puré de céleri.
El vino también de la tierra que acompañó estos platos fué Otazun Premium Cuvé.
Tres postres de nube dulce de manzana chocolate y sopa fria de naranja y lima, al servir la sopa sobre la nube ésta se derrite y aparecen las bolas de chocolate, original presentación. El otro postre fué cremoso de chocolate amargo espino amarillo y sorbete de albaricoque.
Un moscato dulce de aguja también elaborado en Navarra acompañó el postre.
Cafés y petit fours
Un pacharán y un orujo de hierbas invitación de la casa remataron una comida que realmente disfrutamos
El servicio muy profesional y atento y con el punto justo de cercanía, a destacar también el servicio de vino por parte del somelier.

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