Situado en el casco antiguo de Benidorm, se trata de una taberna/mesón con la decoración propia de estos lugares, es decir todo en madera y forja.
La comida está realizada con materias primas de primera calidad y muy bien presentadas, la vajilla buena y con cambios frecuentes. El servicio del vino no es demasiado profesional aunque el coperío es de calidad (Schott-Zwiesel). Los camareros atentos y dispuestos, aunque no todos profesionales.
La carta de vinos es de corte “clásico” muchos Riojas y Riberas y muy pocos de otros ámbitos y organizada según su crianza (jóvenes, crianzas, reservas, …) con precios de tienda x 1.60.
Éramos cinco y comimos todos los platos para compartir, ensalada de foie con boletus y magret de pato, cardos rellenos…, rematamos con un tremendo chuletón a la piedra fileteado, que estaba estupendo. Postres bien elaborados, exótico helado de violetas (muy bueno), aunque para maridar los postres sólo disponían de moscatel o pedro ximenez. El vino que elegimos fue el “Enrique Mendoza syrah-cabernet sauvignon 2000”. Incluidas las cervezas del comienzo, las dos botellas de vino y cafés salimos a 30 euros por persona.