Regreso al pasado

Segunda visita a este clásico y en esta ocasión una cita de negocios. La primera "sorpresa" es que en pleno mes de julio (en Madrid) se exige corbata. No pasa nada; estamos en la capital del reino y el poderío se nota. Un comensal que ha venido vestido como si fuese a la playa, llama al chófer y (con su Mercedes clase S) pide que le acerque una chaqueta y una corbata. Se la pone de mala gana y "tos´pa´dentro".
El local sigue teniendo el encanto de lo añejo. Un banco corrido de terciopelo verde, paredes de madera oscura y espejos cromados. Lo que pasa es que ahora ya soy algo más crítico y veo que las mesas están muy juntas y son tan estrechas que no podemos cenar enfrentados pues el cubierto casi no cabe y las rodillas chocan. Por lo demás el servicio es de vieja escuela. Enchaquetado y hablando de usted.
Pedimos una copa de cava de aperitivo y explican que lo que tienen abierto es champan (Pierre Joule) ¡¡pues adelante!! (cueste lo que cueste). Ofrecen un aperitivo que consiste en un champiñón con crema gratinada. Correcto para hacer boca. También sirven unas refrescantes "crudités". El maitre nos ofrece la carta y de nuevo sufrimos un retorno al pasado. En mi caso el primero consistió en huevos pochados cubiertos en gelatina y salmón (sobraba gelatina y faltaba salmón). De segundo pollito al tomillo en su salsa con guarnición de patatas fritas (eso sí, muy bien fritas y servidas a parte como si fuese algo especial). Para terminar un sorbete de mandarina que estaba correcto.
La carta de vinos tiene bastante variedad con selección de añadas en algunos vinos. Para mi sorpresa no está muy inflada (tienda x 2). Pedimos San Vicente y no queda. Nos recomiendan Marques de Vargas 2006 (31.eur) y aceptamos. La verdad es que acompaña bien pues es un Rioja clásico, perfecto para unos platos también clásicos. El problema es que la primera botella sale bien de temperatura pero no la segunda. El servicio de vino es atento (quizás en exceso pues llenan mucho la copa y parece que quieren seguir descorchando).
Decir que lo comido estaba bien cocinado y son raciones amplias pero sólo se puede valorar positivamente si lo tomamos como un repaso de la cocina de los 80 (que no deja de tener su encanto). El servicio siempre atento a poner pan, o servir vino en una cristalería y menaje de alta calidad. Todo ello a precios muy altos. Yo no pague pero seguro que la "fiesta" superó los 90.-euros por cabeza (sólo el pollo eran 23+IVA).

  1. #1

    Almolo

    Habían muchos comensales?

  2. #2

    vser

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    Estaría al 60% en la sala principal; cosa que me parece mucho teniendo en cuenta que era entre semana. No te puedo decir nada de sus famosos reservados de la primera planta.

    saludos

  3. #3

    Ocumare

    Aun esta abierto?

  4. #4

    vser

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    Parece que estaba a punto de cerrar pero en la cena comentaron que se lo había quedado Juan Abelló para intentar devolverlo a sus días de gloria. No se si es cierto pero la verdad que en los tiempos que corren es complicado mantener este tipo de restaurantes. Creo que aplica perfectamente lo de 'renovarse o morir'

  5. #5

    Jeronimo

    La última vez que me exigieron corbata fue en un casino, me hice una con papel higiénico y me quedó una corbata blanca preciosa.
    Me he pasado muchos años de mi vida usando la corbata a diario, pero ahora si me exigen ponérmela para entrar a un restaurante me voy a otro.
    A mi edad ya no estoy para que me exijan estupideces.

  6. #6

    ramico

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    No es una estupidez.

  7. #7

    vser

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    Jeronimo, en mi caso yo estaba invitado a una cena de trabajo con lo cual no tenía opción. Es cierto que temiendo lo peor y dado que a mediodía tenía una reunión muy cerca de Jockey pasé a preguntar si era necesaria la corbata. Me dijerón que sí, salvo viernes noche y sábados.
    Quizás sea excesivo pero, como muy bien apuntas, cada uno es libre de poner sus normas en su restaurante y los clientes elegimos (si podemos, claro). En cualquier caso da un punto de elegancia que a veces se echa de menos cuando se pasa al otro extremo (comensales en camiseta y chancletas).

    saludos

  8. #8

    Craticuli

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    Por si es de tu interes te dejo esto que he encontrado sobre todos los movimientos y cotilleos relativos al restaurante.

    http://www.elconfidencial.com/elconfidente/ricos-madrilenos-abello-cierre-restaurante-jockey-20101006-6479.html

  9. #9

    Jeronimo

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    Puede que para ti no, pero los señores del restaurante no tienen porque meterse en si llevo o no corbata.
    Si la ocasión merece ir con corbata o con smoking ya lo decidiré yo y creo tener el suficiente criterio para hacerlo, pero si yo voy en julio con mi señora a comer a un restaurante, y me dicen que me tengo que poner corbata, puedes apostar a que los mando a tomar por donde los moderadores ponen asteriscos.

  10. #10

    Craticuli

    ¡¡¡Hombre Jockey!!!, el bareto del banco corrido, cosa atipica en la alta reatauracion, que no se muy bien la funcion que desempeña al no ser que tenga algo que ver con el fomento de sus elitistas relacionaes sociales.
    Me sorprende lo de los crudités, un plato muy moderno para tan decimononico local, ''alta cocina'', ¿que ingredientes lo componia?, ¿se acompañaba de alguna salsa?.
    Gracias y saludos.

  11. #11

    Craticuli

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    Creo que Jockey es de esos restaurantes que se va mas a que te vean que a comer, para mantener su ambiente elitista entenderán que la corbata es imprescindible, otro mundo, otra epoca.
    Saludos y sigue sin corbata que se va mucho mejor.

  12. #12

    Jeronimo

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    Por descontado que un restaurante es muy libre de imponer sus normas, y que si no tienes otra opción como era tu caso, tienes que atenerte a ellas.
    Pero como cliente yo también tengo las mías, y las mías dicen que “para comer en un buen restaurante no hace falta corbata”, y como resulta que el pago soy yo, y en Madrid debe de haber miles de restaurantes donde no exigen corbata, la situación no puede estar más clara.

  13. #13

    Jeronimo

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    Pues resulta que a mi jamás se me ha ocurrido ir a un restaurante a que me vean.

  14. #14

    Craticuli

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    Zalacain, Jockey, Horcher, me causan cierta curiosidad estos locales frecuentados por la clase elitista de la capital. Parece que el mejor debe ser Zalacain por su neumático galardon, ¿que diferencia existe entre ellos?, ¿que clientela es la mas asidua en cada uno?, ¿distintas cocinas?, te lo pregunto a ti como madrileño y sabio aficionado a los temas gastronomicos.
    Saludos.

  15. #15

    Craticuli

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    Bueno hombre bueno, yo tampoco voy a que me vean, sino a comer, pero creo que en todas las ciudades grandes existen este tipo de ''restauracion social''.

  16. #16

    ramico

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    Es su local, son sus normas, esta en nuestro criterio aceptarlas o no, por eso digo que no es una estupidez.

    Obligacion a llevar corbata (que tambien me resulta un exceso), chaqueta, menú degustación sin posibilidad de carta (bueno, esto no, que en el bullas es lo que hay, y lo que diga el bullas va a misa), en fin, tantas normas....

    Y si vas el julio, co.ño, pregunta si el local está refrigerado, como los cines en los 80:)))

    Y como dice Vser, prefiero corbatas a bermudas, chancletas y con mangas a lo Tony Manero, a no ser que hablemos de un chiringuito EN la playa, y ni aun asi.

  17. #17

    ramico

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    Atipico el banco corrido??, asi, sin darle mucha pensada Lagrimas Negras, OVEN 180 y tantos otros. Odio los bancos corridos en un restaurante

  18. #18

    Craticuli

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    Pues la primera vez que los oigo, solo conocia este, y sigue siendo un misterio el por que.

  19. #19

    Craticuli

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    Eso es verdad, prefiero un local lleno de encorbatados que de descamisados enseñando el pelo del pecho.

  20. #20

    ramico

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    Son de ambiente rancio, en general, las zonas donde se encuentran fueron hace años el corazón financiero y empresarial de la capital, y hacia este tipo de cliente iban y van dirigidos.

    El tipo de cocina es prácticamente del mismo estilo, mercado/materia prima excelente.

    Hace siglos que no voy a ninguno de ellos, el último Zalacain, y que quieres que te diga, tiene su aquel, no olvidemos que ellos fueron los precursores de una tipología de establecimientos donde la atención al cliente se elevo a categoría. Cartas de vino impensables, ellos las hicieron pensables. Incorporaron la figura del sumiller, y un largo etc. que a mi particularmente solo me provoca un profundo respeto.

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