El restaurante está en el polígono de catarroja, en el primer piso, no te

El restaurante está en el polígono de catarroja, en el primer piso, no te lo esperas. Está pintado de rojo rojo, que es el color dominante y, junto con colores negros, grises y blancos, la primera impresión es que es otro club de los de la zona :-)

Acomodados, tomamos primero unas vieiras sobre un fondo de gazpacho de cerezas que resultó interesante, luego nos trajeron unas puntillas de chipirón fresquísimas, que no les ponen nada, las cuecen exactamente 7 segundos (según el jefe de sala) y te las sirven. Me parecieron extraordinarias. Puestos a pedir sabores diferentes, pasamos a una fidegua de setas (con boletus, trompetillas de la muerte, etc.) y foie. Tambien resultó un plato curioso, algo "largo" quizás porque pedimos una ración para cada uno. Luego tomamos una carne estupenda (no recuerdo como le llaman). Los postres bastante bien, el mio, un helado de vainilla natural con pasas estaba riquísimo. De beber un Beryna, un Mestizaje y un cava Dominio de la Vega Brut Reserva Especial. ¡ha! se me olvidaba, nos trajeron un carrito con no menos de 15 botellas de diferentes aceites, y allí estaba yo mojando pan como un loco. Genial.

Buena bodega con referencias muy conocidas, salón espacioso y cómodo, raciones muy correctas y precios, como todo ya, algo caros. Sitio recomendable.

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