Restaurante muy bonito, aunque ha cambiado mucho, sobre todo el interior,

Restaurante muy bonito, aunque ha cambiado mucho, sobre todo el interior, es un antiguo caserón de campo que a modernizado, en esceso, la decoración de las salas interiores. Cenamos en el jardín, junto al lago, el espacio entre mesas es bueno aunque se doblan turnos, cenamos a las 9 de la noche y otro turno empezaba a las 11 y media. Muy buena materia prima, un tartar de atún rojo espectacular y una solomillo de avestruz muy bueno aunque hecho en exceso para mi gusto. El vino Tilenus roble 2002, a buena temperatura pero se terminó calentando, tubimos que pedir copas mejores y sí nos las trajeron. Un poco caro 85 € vino incluido para dos personas. Carta bastante completa con mucha información de las denominaciones de origen. Al menos unas 20 Dos. nacionales. Se agradece la carta de postres aparte de la carta principal. Sitio muy agradable y con muy buena comida.Repetiremos