Nunca te engañaras

Desde que abrieron hemos ido a comer en diferentes épocas del año, no me he afianzado como cliente apasionado aunque he acudido en bastantes ocasiones porque se trata de una apuesta segura. El local es diáfano, un único espacio cuadrado desde donde divisas todos los ángulos del restaurante, lo que hace que el servicio esté pendiente de tus necesidades constantemente. Las mesas, como ya se ha comentado, son redondas y amplias, las conversaciones, por lo vivido, son mucho más homogéneas entre todos los comensales (algo impresencindible cuando se trata de compartir mantel en celebraciones o reuniones de trabajo) no obstante, debido a la falta de separaciones por lo abierto del local no se dispone en muchos casos de la privacidad necesaria. Botella medio llena o medio vacía, según se mire.
La carta está compuesta principalmente por lo mejorcito de la comarca, platos como gambeta en bleda, espencat y demas especialidades de la zona tratadas con cariño y mucho gusto. Los arroces son la estrella, me reitero cuando hablo de apuesta segura. Se nota que en cocina disfrutan con todas las variedades que preparan. La reposteria es un punto más a favor, por lo elaborado y la buena presentación de los postres. Mención especial a las milhojas con plátano y chocolate calentito... merece la pena llegar.
El trato al vino es correcto, alguna sugerencia útil por parte de la jefa de sala. Referencias de la zona, un poco de todo, con bastante gusto.
Si alargas la comida (siempre lo hago cuando estoy a gusto) notas en exceso que el local entero queda a tu disposición, síntoma que te inquieta per "patiment" para con el personal que trabaja con tanta dedicación. En líneas generales es muy recomendable. RCP de lo mejorcito de Gandia.