Extraordiario restaurante en Elche

Precioso restaurante enclavado en las afueras de Elche. El local, de dificil localización (conviene documentarse ya que si no se corre el riesgo de perderse), es una especie de chalet rodeado de jardines. El interior dispone de varias zonas algunas de las cuales tienen ventanales con vistas al jardín y tiene una elegante decoración con aires rústicos y contemporáneos.
Su jefa de cocina, Susi Diaz, ofrece una cocina actual, ligera y equilibrada y con claras referencias tradicionales.
Dispone de dos menús degustación (a 52€ y 79€). Nosotros optamos por el primero, que recoge los platos clásicos de la casa y que está compuesto por 6 platos y postre.
Después de unos excelentes snacks y aperitivos, algunos presentados en una especie de caja de bombones (no nos gustó el detalle de que se llevaran la caja), empezaron a desfilar los platos del menú:
- Esparragos con helado de esparrago blanco y brotes verdes con praline balsámico, combinación perfecta de texturas y temperaturas que conseguían un resultado, sobre todo en cuanto a sabor, realmente espectacular.
- Lomo ibérico en carpaccio con alficoz y polvo de sobrasada. Era un especie de ensalada en el que el alficoz (una especie de pepino, tipico de la zona, pero con menos agua y por lo tanto más cujiente), le daba un toque refrescante. Muy conseguido.
- Calamares con escalibada con pimientos secos y espárragos. Plato claramente de producto en el que su principal virtud era su sencillez.
- Alcachofa rellena de gambas y cebolla con mayonesa de ajo. La mejor alcachofa rellena que he probado. Excelente.
- Pescado de lonja, royal y chips de pulpo en tempura. En este caso el pescado era la merluza, que en la mayoría de las preparaciones me parece insípida pero que en este caso me pareció realmente sabrosa, gracias a la excelente materia prima, al toque que le daba la piel crujiente y a los acompañamientos que realzaban el sabor. La única pega fue que la guarnición (los chips) eran escasos y la merluza se quedaba algo coja.
- Carrillada ibérica. Acompañada de una tortita de maiz con chiles. La carrillera aparecia desmenuzada, por lo que no era necesario utilizar cuchillo. La carne tenia un sabor muy intenso, que era suavizado por la tortita y un acompañamiento de cebollita con manzana y coco. Otro plato extraordinario
- Helado de piña colada con sopa de piña. Un postre ligero y refrescante para finalizar la comida.
Nos llamó la atención la vajilla, con algunos diseños realmente originales.
Completísima carta de vinos, con precios para todos los bolsillos y copas Schott.
Buen servicio del vino, pero con brusquedad a la hora se servirlo, hasta el punto de caer incluso algo de vino en el vaso de agua.
Servicio de prácticamente perfecto y lleno de detalles, como el ponernos otra servilleta en los postres aunque con el fallo de quedarnos sin agua en algún momento. ¡Si no pueden servir el agua constantemente, que la dejen en la mesa!
Al acabar, estuvimos dialogando tranquilamente en la cocina con Susi Diaz.
Muy recomendable

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