Si comiste el 19 en Lapitanza compartimos comedor, je je. El puntazo de este restaurante, a parte de los platos "de caliente" que están logradísimos, es la magnífica atención desde el mismo día que llamas para reservar mesa hasta el momento en que dejas el restaurante. Y eso que el día 19 se les veía un poco desbordados. Si vas otro día normal "te cagas" (con respeto). Lo que pasa es que con el trato que da Joan en la sala y el resto de camareros las esperas se hacen menos "traumáticas" y aquello que en otro sitio sería un punto en contra se convierte en un punto fuerte.