Un local que lleva funcionando desde 1982 manteniendo su cocina mediterránea de producto y en especial sus arroces como el arroz rojo y la paella tradicional (arroz DO Valencia) hecha con leña de sarmiento. Cuenta con amplio aparcamiento y una enorme terraza exterior ajardinada a cubierto que es una maravilla; en el interior su espacio está partido en varios comedores con una decoración rústica de base pero con una actualización tras la última reforma acabada hace menos de un año.

La familiar Bolufer fundadora del local, sigue la tradición y ahora son 4 hermanos, Mercedes y Teresa en cocina y Guillermo y Cristóbal en sala, los que llevan con maestría el local, que no solo es de arroz porque hay que ver la carta de carnes y pescados con especial dedicación a brasas, que tienen como plan B. Tampoco renuncian a una cocina algo más moderna pero siguiendo la tradición aprendida en la familia.

Nos situamos en la terraza en mesas y sillas de madera amplias, cómodas, con mantel de tela, buenas copas, vajilla y cubertería correcta con un ambiente de jardín que alegra la vista. El servicio es rápido, eficaz y la salida de platos de cocina pese a estar lleno, fue de buen ritmo.

Dispone de una amplia carta y añade unos menús con un principal de arroz o de carne o de pescado con tres entrantes (diferentes en cada menú) más postre. Me sorprendió ver gamba roja en el entrante de arroz así que no puede resistir y nos pedimos dicho menú que consistió en:

. coca de Xàbia (pisto y hierbas) con capellán: las cocas son como mini pizzas pero de mejor pasta y por propias de la zona; el capellán (pequeña bacaladilla limpiada con secada al sol y flameada). Todo recien sacado del horno y servidas en la propia llanda. Notable alto. 

. calamares de la Lonja en aceite de ñora: un par de buenos calamares a la plancha aliñados con ese aceite que fue imposible no mojar hasta que se acabara. Sobresalientes.

. gamba roja de Xàbia a la plancha: 2 unidades por persona de tamaño grande muy bien preparada y sigo creyendo que un leve hervor más un rápido apoyo en la plancha sobre sal son el punto ideal. Magníficas. Imprescindibles e imposibles de ver en menú y menos de este tamaño.

. arroz del senyoret (marisco pelado): traído en la paella al centro de la mesa, ración más que abundante, no tanta presencia de marisco pelado y sí más de pescado (emperador) y sepia en pequeños trozos; punto del arroz perfecto y sobre todo gran sabor de fondo lo que anuncia un gran caldo de base seguramente reforzado por la presencia de ñora. Muy bien.

. postre: fresones con zumo de naranja, buenas, y una crema catalana casera que resultó un poco demasiado láctea de textura.

Previamente y para amenizar la espera nos trajeron un par de panecillos básicos, un buen all i oli casero y unos cacaos pelados fritos (los típicos de los esmorzars).

Para beber y dado que vamos de carretera no entramos en la extensa carta de vinos que tienen y nos conformamos con el agua sin gas grande más otra pequeña con gas y un vermut Jarabe de Palo blanco (uva moscatel de Alejandría) y una copa de moscatel blanco seco de la zona bien servidos.

Nos saltamos los cafés porque se nos hacía ya tarde por un error nuestro de horario de llegada. No recuerdo el precio del menú (no pagué yo) y si que los extras, o sea las bebidas fueron 7€ por persona.