De cómo perder el tiempo

Hace tiempo que me propuse no valorar ningún restaurante de mi ciudad, Zaragoza, salvo que fuera para bien. No obstante, hay razones que merecen una excepción a dicha regla, en especial, la que motiva el presente comentario.

Comida prevista, y previamente reservada, para hoy, sábado, a las 14.45 h.

A la hora prevista, y con total puntualidad, nos presentamos en el local, con el siempre imprescindible "Hola, buenos días", dirigido a la persona -señorita rubia, de aterciopelado traje- que, con pinta de ser la encargada, nos vino de frente con la -por nuestra parte- equivocada intención de atendernos.

Después de un giro estilo "cobra" con el que nos evitó, se puso a dar órdenes a dos personas jóvenes del referido local -imagino que camareros del mismo- para que fueran preparando las estufas de terraza a los efectos de ir adecuando la misma para el tardeo correspondiente. La hora, insisto, las 14.45 h, el local al 90% de las mesas llenas, de las cuales la inmensa mayoría se encontraban sin servir. Paciencia.

Nuevo miembro del personal que nos viene de frente, eran ya las 14.55 y seguíamos en la puerta, que, de nuevo, nos esquiva con estilo.

A las 15 h. otro camarero del establecimiento ya, por fin, se dirige a nosotros para saber si teníamos reserva, lo que le confirmamos y nos acompaña a una mesa. No nos deja ni carta de vinos ni de comida. Tampoco ningún código en el que la podamos descargar. El personal del local pasa de un lado a otro sin ni siquiera mirarnos

15.10: una nueva camarera -va la cuarta persona ya del establecimiento a la que nos topamos- nos dice que "qué queremos comer y beber". Le decimos que nos traiga el código para poder mirarlo, cosa que hace un par de minutos después, diciéndole, por nuestra parte, que por favor venga que en cinco minutos se lo decimos. Nunca más supimos de ella.

15.22/15.25. Nadie nos atiende. Nos levantamos de la mesa y nos vamos. El 75% de las mesas seguían sin servir y el personal de un lado para otro. Nadie nos dice nada cuando nos vamos.

Comprendo que es sábado, que había gente y que todos queremos comer a la misma o similar hora. Pero hacía tiempo que no veía tanta descoordinación y deficiente atención.

No valoraré ningún aspecto, más allá del deficiente servicio.

Ideal para los que tengan tiempo que perder y, además, les guste perder el tiempo.

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    Josep_Gallego

    Una experiencia que últimamente se repite demasiado en muchos locales, a veces morir de éxito... Abrazo y paciencia!

  2. #2

    Abreunvinito

    El garbanzo negro del cocido.. Cada vez más frecuente.
    Saludos

  3. #3

    Joan Thomas

    Es inadmisible !!! Vaya experiencia nefasta,se les tendría que caer la cara de vergüenza de tratar así a los clientes.
    Un abrazo

  4. #4

    Joaquin1965

    en respuesta a Joan Thomas
    Ver mensaje de Joan Thomas

    Ya ves, Joan. Ni siquiera me moleste en dirigirme a la presunta encargada. No creo que hubiera merecido la pena.
    Un abrazo!

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