Se come bien en este restorán difícil de definir por su heterogénea oferta. He estado yo creo media docena de veces y sin embargo siempre dejaba poner el comentario para otro día. Es mejor llamar primero porque los días de apertura cambian bastante, y hay varios días que sólo abre por la noche. Añade a eso que es pequeño por lo que reservar es casi imprescindible. Las mesas están bastante juntas y quedan un poco cortas para los platos que van llegando con celeridad. 

Ofrecen de cortesía un buen humus con Nachos.

Las ensaladas están bien conseguidas, solemos pedir una especialmente original llamada Torre de Pisa, hecha con tomate y mozarella en pisos con espárragos. Otro entrante que merece la pena es la berenjena en tempura y miel, ración muy abundante.

Las pizzas son estupendas, de masa muy fina, en 2 tamaños a elegir y de muchas variedades.

La oferta se completa con crepes saladas y hamburguesas de buen tamaño.

Los postres tirando a sencillos. Este mismo adjetivo puede usarse para la carta de vinos, muy corta, pero puedes encontrar algún caldo de calidad a buen precio. Ídem de ídem para la decoración y el menaje.

Atención correcta, la camarera -siempre me han atendido mujeres-suele ser de temporada por lo que de una visita a otra ha cambiado. Siempre suele tener un punto informal, en consonancia con el local y el tipo de comida. El cocinero saluda en sala, al menos así ha sido todas las veces que he estado.

La carta ha cambiado apenas nada en 3 años, pero como todo está rico siempre me apetece volver.

Hace pizzas por encargo pero los horarios de recogida no siempre se cumplen...

En mi última visita la factura, con vino pero sin postre no llegó a 20€...la RCP es fenomenal.