Asador en las afueras

Si estás en Galicia y piensas en comer te viene a la mente marisco, pero no solo de marisco vive Galicia, hay una cara B en sus carnes y aquí tiene un gran valedor en este asador situado a las afueras de Monforte y que fue nuestro primer contacto de este viaje. Una cena a modo de despedida de carnívoros para saciar este depósito pensando en pasar a cargar el depósito de marisco que anda un poco descuidado.

Descartamos la comodidad de cenar en el parador de Monforte de Lemos tras la llegada tardía y nos bajamos y casi nos salimos de la población para encontrar una especie de masía con un amplio espacio de jardín bien iluminado y decorado con fácil aparcamiento.

El restaurante presume de esforzarse en los mejores proveedores locales de carnes: rubia gallega, vaca vella, pollo de corral y porco celta. También lo mismo en el apartado de vinos con una dedicación a los vinos de las riberas del Miño y del Sil. A pesar de ello no descartan, porque la calidad de sus carnes se lo permiten, hacer eventos de rodizios a lo largo del año; también algunos vinos clásicos de Ribera del Duero y unos pocos champagnes, que hay gente para todo.

La sala tiene un aire clásico de mesón con sillas y mesas amplias de madera, sin mantel, buenas copas. La carta de comidas dispone de bastantes opciones dentro y fuera de las brasas. El servicio de sala es amable, cercano, eficiente y da buenos consejos para la comanda: el ritmo de salida de platos de cocina es bueno porque ayuda que la terminación se hace en mesa sobre una plancha de brasas.

Para beber un par de aguas grandes de Cabreiroa y un tinto de uva local Capricho de Merenzao 2017 con 10 meses de crianza en roble francés y que estaba en un punto óptimo tras su reposo en botella. El servicio habitual de descorche en mesa, cata y primer llenado de copas. A destacar el código QR, lo premiaría como diseño.

Para cenar, tras un aperitivo por cortesía de la casa de queso con vinagre de Módena, compartimos entre los cuatro:

. porcobao x 2: clásico pan bao con carne de costilla de porco celta guisada a baja temperatura, desmigada y aderezada con salsa kimchi. Bien el pan y superior el guiso.

. bao de langostino x 2: la versión anterior con langostinos crujiente mahonesa de mostaza antigua. Cumple como entrante pero me quedo con el de porco.

. chorizo criollo: servido con patatas paja. Baste decir que, aunque lo pedimos por su recomendación para probarlo, cuando salíamos coincidimos que debíamos haber pedido más chorizos. Muy bien.

. 1,67 kg de chuletón de vaca vella: muy bien el hecho de pesártelo en mesa que evita suspicacias; espectacular corte premium con 50 días de maduración; se sirve fileteada en la mesa. La carne sabrosa, tierna, grasa justa; acompañan unas buenas patatas fritas y ensalada con lechuga tomate cebolla y una salsa que me parece que llevaba vinagre con miel. Sobresaliente.

. coulant de chocolate casero: el postre estrella de la casa y recomendado con razón; servido en una especie de marmita metálica un muy buen coulant de chocolate en un envase supercaliente que se acompaña de helado de frutos del bosque y una tierra de filipino. Hecho en el momento (tarda unos 10 minutos), mejor avisar con tiempo. Recomendable y espectacular.

No hubo cafés pero si una invitación de la casa a unos orujos que aquí en Galicia siempre merecen la pena porque suele destilar las propias bodegas locales, aunque en espacios aparte.