Un lugar referente en la población para el buen comer de tapas. Local en zona de expansión de la ciudad (fuera de ciudad vieja) pero aún céntrico, de pequeño tamaño, con un comedor interior de pocas mesas más una barra también pequeña, con una ampliación exterior sobre la acera y a cubierto (necesario sobre todo por el viento más que por la lluvia). El servicio familiar, amable y eficiente; estamos en fiesta locales y toca dos turnos y algo limitado en la variedad de opciones con el fin de dar servicio a más comensales aunque en ningún momento hubo apreturas sino rapidez de servicio, incluso demasiada, que llenaba el pequeño espacio de que dispusimos para comer los cuatro (y por recomendación).

Mesa con manteles individuales, copas, vajillas y platos sencillos; la cocina se basa en buen producto y mucha salida con elaboraciones y presentaciones sencillas.

Lo elegido:

. mejillones en su jugo: enormes mejillones, perfecto de cocción y buen aliño. muy recomendables; no toimamaos más porque eran los últimos.

. cazón en adobo: como en otros sitios en Andalucía: siempre bien.

. croquetas de chicharrón y manzana x 1,5 raciones: añadimos la media ración porque estaban perfectas; buen rebozado, nada aceitosas, semilíquidas en su interior, bien de sabor. Muy recomendables.

. brótola frita y rebozada: un pescado de la zona similar a la merluza con la fritura de calidad de siempre. Bien.

. tomatito aliñado: buen punto de maduro, algo gruesa la piel, carnoso; bien de sabor pero similar a lo que puedes tomar en casa. No hubo forma de poner ventresca, anchoas... no estaba en las opciones del menú.

Para beber 3 dobles de cervezas y 2 tintos de verano. No hubo cafés algo que es universal en todos los locales en fiestas por aquello de aumentar la rotación de clientes; es lo que hay.

Merece mucho la pena y más sin el corsé de la feria.