Nueva visita 12 meses después de la anterior. Reserva efectuada con suficiente antelación para disponer de una mesa lado mar y en primer turno para evitar esperas incómodas.
Se sigue comiendo bien con propuestas relativamente originales. 
Para empezar la tapita de anchoa, pimiento y queso muy buena. Seguimos con una tortilla carbonara muy original y rica, rellena de una salsa carbonara con queso rallado por encima.
Seguimos con los canelones de pollo rustido y terminamos con un original tiramisú.
Para beber, un blanco de Costers del Segre, Guillamina, que no nos gustó. 
Los precios son relativamente altos, pero atendiendo la originalidad de las presentaciones, el servicio amable y próximo, la ubicación y las vistas  se paga sin mucho sufrimiento. Lo que discrepo en concreto es el incremento de precios del vino. Como ejemplo, el vino escogido tiene un precio de compra en tienda (consultadas distintas fuentes) de unos 7€ y el precio pagado en el restaurante fue de 21€. La conservación y puesta en la mesa no considero justifique un multiplicador 3. Considero que en estas situaciones pierden los bodegueros y el restaurante. Y por supuesto el comensal que si quiere tomar un vino de un cierto precio debe hacer un esfuerzo económico considerable. 
A pesar de este comentario final seguiré recomendado Talla para las cenas de verano.

Segunda visita al restaurante Talla en 2 meses y primera reseña. Situado frente al mar, en la misma bahía de Cadaqués. Mesas en el exterior en un espacio relativamente ancho que permite el paso de coches. Propuesta de tapas y platillos muy orientados a compartir. Dificultad para reservar excepto con algunas semanas de antelación.

Buena carta de vinos. Equipo joven, muy amable.

En ambas visitas los platos escogidos fueron prácticamente los mismos. Una degustación de ostras (natural, con ponzu y a la brasa) muy sabrosas y frescas. Una original tortilla de patatas, escarola, trufa  y foie sorprendente, una muy buena cabra de mar gratinada, una tapita de anchoa, pimiento y queso, canelones de pollo rustido sin bechamel de sabor intenso, sin olvidar las croquetas de gamba muy ricas.

Postres caseros bien elaborados como el tiramisú o el pastel de queso.

Probablemente es un sitio de moda pero avalado por una cocina muy interesante, unas vistas increíbles a Cadaqués y un servicio muy amable y efectivo. 

Todo ello compensa la relativa incomodidad de la terraza y la dificultad para reservar.

La relación calidad-precio muy buena. Abierto sólo los meses de buen tiempo. Recomendable.